viernes, 23 de marzo de 2018

BASE AÉREA MILITAR No. 6 / Escuadrón Aéreo 202 vigila el cielo chiapaneco

  • Hay 126 elementos y 40 pilotos, que trabajan en adiestramiento, mantenimiento y están listos a combatir si es necesario



El cielo azul de Tuxtla invita a volar, pero las aeronaves del Escuadrón Aéreo 202 esperan con las alas  extendidas. Los 40 pilotos por el momento están en tierra. El comandante de la Base Aérea Militar número 6 de Terán, General Miguel Ángel Torres González, nos acompaña en un recorrido por el lugar.

La primera aeronave es un avión Pilatus PC7. Bajo ambas alas están una ametralladora, un lanza cohetes y lanza bombas. “Es de adiestramiento, pero se usa en  misiones e incluso en combate·”, explica el piloto aviador FéliFernando Fernández  Guajardo, comandante del Escuadrón Aéreo 202.

El General Torres González agrega que como ésta hay más de 500 aeronaves en la Fuerza Aérea Mexicana, entre aparatos de ala fija y ala móvil. “Tenemos aviones de Italia, Alemania, Rusia y Estados Unidos”, explica mientras revisa la unidad.

Un piloto a bordo del Pilatus PC7 explica brevemente el funcionamiento de la aeronave y a la mente de los reporteros viene el video clip de “La incondicional”, grabado por el artista en una base aérea y un avión como éstos.



En el Escuadrón Aéreo 202 hay 126 elementos y 40 pilotos, que permanentemente vigilan el espacio aéreo, listos a combatir si es necesario.

“Para ser piloto se estudia cuatro años en la escuela Militar de Aviación en Zapopan Jalisco, Colegio del Aire”, informa el piloto aviador Fernando Fernández.

Un enorme helicóptero con el número 1091 acaba de llegar proveniente de la base aérea Santa Lucía, Estado de México.

“Es de apoyo para transporte de personal”, explica aun dentro de la cabina el  Teniente Sergio Manuel Monroy, que forma parte del Escuadrón Aéreo 101.

En la parte trasera, sostiene firme la ametralladora MAK calibre 7.62 Magazine de 259 cartuchos, el Teniente José Daniel Escobar Garfias.

Hoy los del Escuadrón 101 apoyaron al Escuadrón 202. Pero mañana puede ser a la inversa. “Las aeronaves se concentran dependiendo de las características del terreno y con base en un estudio de la Sedena”, agrega el General Miguel Ángel Torres González.

La aeronave 1091 parte hacia Tapachula, en otra misión de apoyo. En la Base Aérea Militar de Terán el aire sopla tímidamente y al pasar entre las alas de las aeronaves emite un quedo sonido que acaricia los oídos. Minutos más tarde rugirán los potentes motores.

Personal de logística y mantenimiento aeronáuticos aparecen y comienzan a cargar combustible en el Pilatus PC7. Pronto surcará el cielo capitalino y dos de los 40 pilotos verán desde arriba a los que abajo, en la base, trabajan en el área de combustibles y lubricantes, gasolina turbosina, estación meteorológica militar, taller de mantenimiento, electrónica aeronáutica, torre de control  y un sistema de control de incendios de ataque pido.

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