LOS OLIVOS / Sepultan a Roxy en el parque de la colonia

Con lágrimas en los ojos, vecinos del fraccionamiento Los Olivos dieron el último adiós a Roxy, la perra que durante 12 años cuidó con lealtad de sus casas, sus coches y sus familias. Llegó un día y se quedó para ganarse el alimento, el cuidado y el cariño de la gente. Este martes fue enterrada en el parque de la colonia.

“No se pudo hacer nada”, dice Mireya enjugándose una lágrima. La gorra que trae puesta no logra cubrir su llanto. Roxy fue llevada al veterinario, pero murió a causa de hepatitis.

Priscila, una jovencita que fue la que más convivió con Roxy, también llora. Aunque todos los vecinos le daban agua y un poco de comida de vez en cuando a Roxy, era Priscila la que destinaba más tiempo y recursos al llevarlo al veterinario para sus vacunas y cuando enfermaba.

“Llegó siendo pequeña, hace como 12 años”, dice llorosa Priscila mientras corta el plástico negro que envuelve el cuerpo rígido de la noble perra.

Mireya y la mamá de Priscila retiran el plástico cortado y envuelven a Roxy en una sábana. La acarician y lloran con dolor, mientras pronuncian palabras: “Te vamos a extrañar”, “me acuerdo cuando llegabas a casa”.

En casa de Mireya, Regalo, el perro que a diario paseaba con Roxy cada mañana, llora también. Deciden sacarlo y llevarlo al lugar del entierro. El perro no sabe lo que ocurre, pero lo intuye y se nota triste.

Roxy es depositada en el agujero cavado al pie de un árbol grande, a la entrada del parque, le colocan cal y lo tapan.  Andrea se aferra a la malla del parque y cierra los ojos, apretando los dientes. Casi todos los presentes lloran: amaban a Roxy.

Antes de retirarse, Mireya y Priscila agradecen a los vecinos por su presencia. Y deciden imprimir la foto de Roxy, para colocarla al pie del árbol y de su tumba.

Mireya se consolará tras la muerte de Roxy con Regalo, el otro perro que llegó de la nada y se regaló con todos los vecinos. También cuida muy bien del lugar, también se ha ganado el cariño de los vecinos. La joven Priscila tiene en casa a Patán, un perro de 15 años… pero el vacío de Roxy nadie lo llenará.