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jueves, 17 de enero de 2019

MORALEJA / Avisaín Alegría ... Actos de la "Mactu", ¿berrinche o necesidad?


El niño se tiró en el piso, se puso rojo y prorrumpió en llanto. El padre, alarmado, lo abrazó y le preguntó qué le pasaba. El infante vio que tenía a su progenitor justo donde deseaba y entonces soltó la petición: Unas botanas y refresco de cola. El capricho del menor fue concedido con tal de que no siguiera llorando. En otra ocasión, el mismo padre había actuado diferente con ese hijo: primero lo ignoró; luego, cansado de su llanto, lo golpeó sin misericordia.

Los estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá han sido como hijos berrinchudos, por momentos, con “pataleos” y “llantos” hacia el gobierno, quien como un padre a veces ha sido alcahuete, otras indiferente y de modo incorrecto, en agunas etapas los ha golpeado con la fuerza pública. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo hallar el equilibrio entre amor y justicia?

El Gobierno del estado de Chiapas ha estado siempre en el dilema, entre la espada y la pared. Y la gente siempre critica lo que se hace o se deja de hacer.

Cómo olvidar el exceso del gobierno represor de Pablo Salazar Mendiguchía, cuando en septiembre de 2003 canceló el ciclo escolar 2003- 2004,   afectando a 527 estudiantes. Todo porque  150 egresados de la Rural Mactumactzá exigían plazas  automáticas. El gobierno estatal dijo que debían concursar con los otros cuatro mil por las plazas.

Como respuesta, los normalistas hicieron lo que saben hacer muy bien tras practicar durante años: bloquearon vías, hicieron pintas y retuvieron más de 20 unidades. Como resultado hubo 200 detenidos inicialmente, un normalista muerto, dos arraigados y 24 con proceso penal. A “Papá” gobierno esa vez se le pasó la mano. Se excedió en la “justicia” y se tornó tirano. Esa vez se canceló el internado y se canjeó por becas externas.

Durante el sexenio de Manuel Velasco Coello, los normalistas se cansaron de gritar y marchar, sindicando al gobierno estatal y federal de “represor”. En realidad los ignoraron. Y la indiferencia a veces, duele más que los golpes físicos.

Ahora, con el gobierno de Rutilio Escandón, quien parece más ecuánime, la secretaria de Educación, Aidé Domínguez Ochoa, tiene que ser prudente, para hallar el equilibrio, de tal forma que detecte cuándo se trata de un simple berrinche o de una verdadera necesidad de los normalistas.

Y es que los estudiantes de la “Mactu” volvieron a las andadas. Este miércoles 16 de enero, cerca de la medianoche, los enardecidos jóvenes y señoritas irrumpieron en las oficinas de la Subsecretaría de Planeación Educativa ubicada en el libramiento Norte, en la colonia Paso Limón, cerca del Museo del Niño. Provocaron un incendio.

Las acciones siguieron este jueves.  Desde temprana hora, cerraron el libramiento Norte y bulevar Vicente Fox (La Coca), donde retuvieron tres unidades de empresas trasnacionales. Al ver que llegaban unos cuantos policías, se replegaron a su escuela ubicada a escasos metros del crucero citado.

Minutos después, regresaron armados con palos, cohetones, tablas con clavos y retuvieron más unidades, sobre todo camiones de empresas refresqueras, botaneras y panificadoras.

Durante todo el día los normalistas mantuvieron ocupados a los policías que, como Pedro, seguían de lejos a “Jesús”.  Los elementos estatales en ningún momento llegaron armados, y actuaron con prudencia. "No se acerquen ni caigan en provocaciones", fue la instrucción de los comandantes.

Más camiones retenidos se sumaron a la lista, cuando a las 16.05 horas el grupo de normalistas llegó al libramiento Norte y Calzada al Sumidero de Tuxtla.

Finalmente retuvieron tres unidades del Conejobús y de Cristobal Colón, en las que enfilaron hacia San Cristóbal. Muchos creyeron que tomarían la caseta de cobro.

El grupo de normalistas a bordo eran de la Escuela Jacinto Canek, que llegaron para apoyar a sus compañeros de la "Mactu". Lamentable fue la actitud mostrada por los normalistas coletos,  que se bajaron de las unidades y en plena  vía pública de la capital chiapaneca, a la luz del sol y ante la mirada de los automovilistas y de las cámaras de vigilancia, orinaron dejando su "firma" y marcando su territorio, cual animales.

Tengo amigos y paisanos que egresaron de la Mactumactzá. Pero eran otros tiempos. Mucho ha cambiado la filosofía y formación de los normalsitas. El lema de la Normal Rural "Por la liberación de la juventud y la clase explotada", se ha tergiversado.

Hoy se navega con la falsa bandera de la "revolución" y en nombre de la "libertad" se cometen desmanes, atropellos. Es libertinaje, pues. Exigen sus derechos humanos a los policías para que no los toquen ni con el pétalo de una rosa, pero ellos pisotean los derechos de terceros, cerrando calles, reteniendo unidades, saqueando mercancías y hasta orinando en la calle.

No en vano se les ha estigmatizado como un foco de agitación social y ningún reportero se atreve acercarse, pues teme perder su instrumento de trabajo o hasta ser agredido por los normalistas. Mención aparte merecen las extremas  "novatadas" que el 21 de julio del año pasado dejaron un muerto y dos hospitalizados.

El sueño de tener una normal rural del estado de Chiapas comenzó en 1928. En 1929 el profesor Fernando Ximello gestionó esta posibilidad ante el gobernador de Chiapas, Raymundo E. Enríquez, pero la solicitud no fue bien vista.

En 1930 el profesor Ernesto Valle asume la dirección federal de educación y al replantear la solicitud tuvo éxito. La Escuela Normal Rural de Cerro Hueco se instituyó como tal el 24 de febrero de 1931. 
Con grandes carencias, a siete kilómetros de Centro, en una extensión de 358 hectáreas, los alumnos eran felices. Productivos: labraban la tierra aprovechando el afluente que provenía de las grutas de Cerro Hueco.

Hoy la "Mactu"  sigue lejana al centro de Tuxtla, y lejana parece la filosofía y formación original de la misma. El gobierno no debe caer en ningún extremo: Ni represión, ni indiferencia. Debe distinguir cuándo es berrinche y cuándo es una necesidad. Esta última debe ser atendida.

Los policías estatales regresaron a la base de la SSyPC, donde alguna vez estuvo un cartel con el "Decálogo para formar un delincuente", elaborado por el popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud.

Decía: 1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríase. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5 . Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

Me pregunto si papá  gobierno está preparado para aplicar este decálogo a los "hijos" normalistas de la "Mactu" o la Jacinto Canek.

MORALEJA

Mactumactzá, palabra zoque
significa "nueve estrellas";
se ha vuelto piedra de toque
sin equilibrio, con querellas.

Es rural, aún, pero anormal,
como anormal son sus acciones
que atropellan cual raudal
a su paso, cual bribones.

Se perdió el lema, se perdió el rumbo:
marchan, gritan, pintan , retienen;
no caminan, van dandos tumbos,
arrollan y no se detienen.

Juventud impetuosa, avasalladora
no ponen a sus emociones jamás brida,
asumen una actitud retadora
a la razón no le dan cabida.

Hay berrinches, también necesidad;
papá gobierno mira en silencio.
¿Actuará ecuánime o con crueldad?
actuar o dejar de hacerlo tiene un precio.

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