TUXTLA / GUAYABAS Y UNA VIDA DESPERDICIADOS - El Centinela MX

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jueves, 22 de julio de 2021

TUXTLA / GUAYABAS Y UNA VIDA DESPERDICIADOS


• El fruto cae en las aguas negras de un arroyo, donde sobrevive Rafael, un joven hundido en el alcoholismo.


El ruido adormecedor de la corriente fluvial lo rindió. El joven se durmió a la orilla del afluente contaminado con aguas negras. Y al estar en los brazos de Morfeo, Rafael cayó al fondo del barranco de metro y medio de altura. Cayó sobre las piedras y ameritó traslado a la Cruz Roja donde alguien deberá pagar, ¿pero quién? Rafael es indigente.
Sobre la 1ª Sur y Calle Central del Ejido Francisco I. Madero, hay un pequeño puente. No ha llovido y sin embargo la corriente del arroyo pasa por encima de la estructura de cemento. El agua parece limpia, pero no lo es. Es engañosa. Metros atrás se percibe el color oscuro y los olores nauseabundos. Es agua de drenaje.

En la margen oriente del arroyo, hay un árbol de guayabas rosadas. Está cargado de frutas, las cuales caen sobre el puente, entre el agua sucia y al arroyo también repleto de agua negra. Así se desperdicia el rico fruto del noble árbol. Nadie puede aprovechar la rica guayaba por estar contaminada.
Sirve esta escena de metáfora para lo que ocurre en la vida de Rafael Hernández, el joven caído al arroyo esta mañana. Tiene a lo mucho 32 años de edad, pero parece de 45. “Es que ha sufrido mucho. Siempre viene a dormir aquí, es teporochito”, dice una vecina.

Todos lamentan que la vida de Rafael se esté desperdiciando como las guayabas de lugar, en las aguas negras de los vicios. No le está sacando provecho a su juventud, a su energía, a la vida.
Hoy, Rafael cayó y se golpeó, literalmente. Lo ha hecho, emocionalmente. El golpe físico lo resintió solo él. El emocional lo sufren amigos y familiares que se duelen de verlo en esa paupérrima condición.

Paramédicos de Protección Civil Municipal auxiliaron a Rafael y lo llevaron a la clínica de la Cruz Roja Mexicana. La guayaba seguirá cayendo y desperdiciándose en el lugar, no se puede cambiar de lugar el árbol o el arroyo. Pero la vida de Rafael no tiene porqué seguir siendo un desperdicio, el rumbo de su existencia sí puede ser cambiado.

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