EMBARCADERO CAHUARÉ / "EL KALIMÁN" SOBREVIVE COMO EL LEGENDARIO HOMBRE INCREÍBLE

Le apodan "El Kalimán" pero no tiene súper poderes como el legendario personaje. Si los tuviera saldría a flote de la paupérrima situación que lo hace naufragar en la arena movediza de la crisis real y de su desgastado sueño de un mejor futuro, el cual se convirtió en su real pesadilla.

Las botas de los policías se hunden en la húmeda arena. Muestran buena condición física y mejor actitud al acudir prestos en su patrulla PC 021. Son Policías Municipales de Chiapa de Corzo.

Atienden el reporte de un hombre desaparecido en las aguas del otrora caudaloso Río Grijalva. Temían hubiera muerto.

Apoyándose con la luz de un celular, descienden al río cuyo nivel está muy bajo por disposición de la CFE. Avanzan por la arena y sobre la lancha número 9906. Esta y dos más no surcan las aguas como antes. Su tiempo ya pasó. Fueron hundidas en el anonimato por las barcas modernas. Pero ahora ni unas ni otras navegan. Están en igualdad de condiciones.

Al llegar al final de la playa recién formada, los elementos se detienen. Descubren acostado a un hombre moreno, semidesnudo, cansado. Es Rafael Santiago Vázquez, de 54 años de edad. Le apodan "El Kalimán".

El, como la lancha 9906, yace en el rincón de la marginación. De hecho sobrevive en la colonia El Refugio. Sin empleo, sin ideales, sin esperanza, se ha resignado a quedar varado sobre la arena del pesimismo pasivo, viendo a los que como embarcaciones modernas surcan el agua del progreso.

Esta noche decidió meterse a bañar a las tibias aguas del Grijalva. Tibias porque el calor fue intenso y el nivel del afluente es bajo. También al río le llegó la crisis. A todos nos llega. A Rafael le llegó hace mucho y se estacionó en su vida cual si fuera embarcadero.

El Guayo, su amigo, vio como el Kalimán se hundía en las aguas. Y en vez de meterse a rescatarlo corrió a pedir ayuda a unos hombres que pescaban en la orilla, en lo alto, sobre el embarcadero. Ellos pescan por placer. Aún no enfrentan la crisis.

Así, la policía llegó al lugar y buscó al hombre. Lo hallaron sano y... Salvo? Sí y no. Sí porque logró sobreponerse al calambre de la pierna y llegó a la orilla con vida: No tragó agua. No, porque su crisis empeora. Se siente hundido en el mar de la desesperación. Y por eso esta tarde se embriagó para olvidar su pena. Pensaba así "caminar" sobre el agua. Consiguió lo opuesto.

Una mujer, su mujer, arriba al lugar. Sin decir palabras se agacha, toca a Rafael por atrás sobre el hombro. Lo hace con delicadeza. Luego besa de igual modo el mismo hombro derecho, sin importarle que esté lleno de arena. Es el amor. Los policías observan en silencio la escena. Piensan cuan afortunado es El Kalimán, no tanto por sobrevivir al ahogamiento sino por tener a una mujer así.

"La güera" ama al Kaliman. El amor todo lo cree, todo lo soporta, todo lo sufre... El amor nunca deja de ser. Con amor, la esposa de Rafael se agacha frente a él y le masajea las piernas acalambradas.

El Guayo se siente apenado. Y sin esperar explica. "Compadre perdóname por no meterme a sacarte. Es que seguro me iba a ahogar contigo. Mejor corrí a buscar ayuda".

El Kalimán lo mira triste. La oscuridad encubre su posible lágrima. Una mujer grita desde lo alto.

-! Güera ya vente!

La mujer de Rafael obedece y se va. Los policías también. El Kalimán les dice que va estar bien y que no llamen la ambulancia.

Solo queda el Guayo al lado de su amigo. Y aunque Rafael le pide que lo deje solo, esta vez no piensa cometer el mismo error. Al menos no en la misma noche.

Los pescadores miran sus botes vacíos. Antes estaban tristes, molestos. Ahora sonríen al ver que El Kalimán está bien. "! Que suerte tiene el cabrón! ", exclaman. Siguen pescando evocando la frase célebre del legendario "Kalimán, el hombre increíble": "Serenidad y paciencia, mucha paciencia" .