PATRIA NUEVA / Hacen mucho, con poco en la Telesecundaria 021

El Centinela

Y aunque el canto entonado por los alumnos es en inglés, el aplauso es un sonido con lenguaje universal, como el derecho a la educación, a la vida, a la igualdad. Y conforme al derecho de réplica, entrevistamos al director y al presidente del Comité de Padres de familia de la Escuela Telesecundaria 021, “24 de Febrero”.

La fachada y paredes de interiores lucen bien, con un tono rosa mexicano. La sombra que brindan los árboles de almendra dan frescura y paz al ambiente. Las rampas para discapacitados, pintadas de amarillo, habilitadas, fueron hechas pensando en ser inclusivos.

Lo que falta es un baño especial para los discapacitados. Por el momento, los dos niños que estudian allí usan uno que es para profesores. Pasan por la oficina del director, que se da el tiempo de dialogar con ellos, si así lo desean. Allí, el director se entera de sus necesidades, y en la medida de sus posibilidades, las suple, como calzado, alimento o afecto. El viene de una familia de escasos de recursos, y avanzó con base en la cultura del esfuerzo, rodeado de carencias, explica un profesor que lo conoce bien, pues laboró durante 20 años en esa escuela.

El presidente del Comité de Padres de Familia, Julián Róger Ramírez Serrano, nos invita a un recorrido por el lugar, para constatar el trabajo. Y accedemos. 

Mientras avanzamos nos dice que “sí hubo junta general, incluso dos: una para los de 2º. y 3º. grado, y otra para los de nuevo ingreso”.

Allí se acordó que la cuota de inscripción fuera la misma del año pasado. “Solo se cambió la modalidad de pagar 100 pesos por cada hijo adicional que se tenga en la escuela”, explica Ramírez Serrano

Agrega que este concepto es para cubrir el pago del ingeniero del aula de cómputo, el cual no paga la Secretaría de Educación, como tampoco el velador de los fines de semana. “La compra del equipo de cómputo,  reguladores, clima, ventiladores, mobiliarios, es con recurso propio y sale de las cuotas”, añade.

Julián Róger dice que los inconformes son los que no llegan a la junta o se van antes que termine la reunión, porque el sol quema. Y es que falta un domo para la cancha donde se realiza la asamblea

En su intervención, el director de la Escuela Telesecundaria 021, Óscar Castel Chanona, dice que llegó al plantel apenas hace 4 meses como director, por lo cual no pueden acusarlo de haberse llevado el dinero, como suponen algunos.

Y aclaró lo del uniforme: “El cambio es solo para los de primer grado, y no implica un gasto porque usarán el mismo uniforme que traen de la primaria. Los de 2º. y 3º. usarán el mismo  uniforme del año pasado.  Esto  fue aprobado por la mayoría de padres presentes en la junta”, explica.

Sobre el curso de inducción, el director añade que también fue consensado y aprobado por los padres. “El pago de 100  pesos es por tres semanas de enseñanza. Los maestros son de fuera y por ello cobran extra.  Incluso hay uno de inglés”, dice y encaminamos nuestros pasaos hacia el salón donde cantan y aplauden.

En su mano derecha el director sostiene el cuadernillo que costó 50 pesos y que algunos consideran injusto. Es casi un libro, con más de 50 páginas, encuadernado y engargolado, pero principalmente con mucho conocimiento por ello los padres lo aprobaron. “Es de carácter voluntario, no obligatorio”, subraya el director.

Y llegamos a los salones que lucen repletos. En cada aula maestros ayudan a nivelar a los alumnos de nuevo ingreso en matemáticas, español e inglés. El profesor de lengua extranjera canta y los aprendices lo emulan:

“Good morning, good morning, how are you.

Good morning, good morning, how are you”, inician. Luego indican que si están felices deben aplaudir. Y lo hacen. El director sonríe. Está feliz, porque siente que esta labor es plausible; mejorará el nivel académico y eso lo hace feliz, a pesar de las críticas vertidas en su contra por un grupo minoritario.

De repente su sonrisa se opaca un poco, al voltear hacia el baño pequeño. Es insuficiente para 400 alumnos. Voltea también hacia un salón con techo de lámina de zinc que ya tiene algunas goteras. Voltea hacia donde debería estar el baño para discapacitados y no está. Mira hacia arriba el quemante sol y piensa que si hubiera un domo los padres se quedarían en la junta y habría menos problemas. Y todo eso implica recursos.

Incluso hay un área anexa que debe ser habilitada y que  está abandonada por falta de recursos. Y todo debería ser hecho en menos de dos meses y lo captado con la cuota de inscripción sencillamente será insuficiente.

“Todo se informa con detalles”, dice el presidente del Comité, mientras nos enseña el último informe de gastos. Allí está plasmado todo. Pero muchos no quieren  verlo.

La charla y el recorrido llegan a su final. Como despedida el director nos recomienda: “ahí le encargo aclare lo de mi nombre en el número de la cuenta”, dice. Y explica que fue una medida temporal, solo por el periodo de inscripción. “Es un candado porque no es correcto que la cuenta esté solo a nombre de alguien. También están el presidente y la tesorera del Comité”, dice.

Y como colofón de la entrevista, el director reconoce la entrega del Comité actual, que destina tiempo y hasta recursos. En ese  momento una mujer que forma parte del Comité recibe una llamada: Su mamá sufrió un accidente. Corre, pero promete regresar pronto. Julián Róger, el presidente, viene saliendo de un problema severo de salud, y no debería andar bajo el sol, pero aun así se expone por amor a los alumnos.