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domingo, 14 de agosto de 2022

TUXTLA / Apedreado como siempre, enamorado como nunca

Gilberto sufre continuas agresiones de su esposa, dicen. Hoy la llamó "tóxica", porque lo apedreó de nuevo. Pero ya la perdonó.


Luego de una hora tirado en la calle, seis desmayos y tras oír las palabras de su amigo, Gilberto piensa mejor las cosas. Y a la pregunta del paramédico "¿quien te golpeó?" su respuesta es seca: "La tóxica".
Se llama Gilberto Cundapí, tiene 25 años de edad. Ama a su esposa, pero ella no le corresponde igual. Ella lo maltrata. Para mitigar el dolor emocional del desamor, Gilberto se embriaga con frecuencia.
Su "nidito" de desamor se ubica en una vecindad sobre la 16 Sur entre 3a y 4a Poniente del barrio San Francisco, en la capital chiapaneca. Hoy Gilberto volvió a refugiarse en los brazos de "Baco". Sólo así se consuela.

"Oi los golpes en la puerta de la casa, luego pensé otra vez le están dando", dice su amigo, mientras esperan el arribo de la ambulancia. Es la patrulla 21444 de la Policía Estatal Preventiva que llega primero.
Gilberto confiesa que su mujer lo golpeó con piedra en la cabeza. "Ya déjala, la tercera va ser la vencida, a la tercera te va a matar", le dice su amigo a Gilberto.
"No, es así su forma de quererme. Así la quiero", dice la víctima de violencia familiar. Raro, pero también hay casos cuando la mujer es quien violenta al hombre. Y el agredido defiende a la agresora.

La ambulancia 610 de la Cruz Roja Mexicana aparece. Juan, el paramédico chófer, estaciona la unidad.
— ¿Cómo te llamas?
— Juan —responde Gilberto
— Me lleva, también Juan — Exclama el paramédico.
— ¿Quién te golpeó?
— La tóxica - responde sin pensar Gilberto. Todos ríen, menos Diego Armando, cuñado de Gilberto. Le llevó alcohol para levantarlo de sus desmayos. Fue por su carnet de citas del IMSS y su INE. Es un buen cuñado. No se parece nada a su hermana. Viste camisa con corbata, acaba de llegar del templo.

Los vecinos saben de la agresión reiterada y coinciden en que Gilberto debe dejar a su mujer, pero Gilberto ni siquiera lo piensa. Luego de su expresión arrebatada, se arrepiente de llamar "tóxica" a su amada. Y decide volver a su lado, más enamorado que nunca, más aturdido que siempre. Es un amor apache.

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