Las villas de la paz dan tranquilidad efímera y externa. La fuente genuina y perenne está en otro sitio: en la esfera divina.
"Navidad es tiempo de paz y amor para todos", dice el espejo adornado con moños rojos. Frente a él se detienen familias completas a tomarse la foto del recuerdo. Y en el reflejo del espejo, además de los rostros sonrientes, se observa con letras al revés que dice: "Villa de La Paz". Por momentos se enciende solo la palabra "paz". Es lo que importa, es lo que se necesita, es lo que debe prevalecer en Navidad, Año Nuevo y siempre...
El parque Bicentenario luce abarrotado, hay cientos de familias reunidas para estrechar los lazos familiares, para disfrutar de las múltiples luces navideñas y uno que otro número musical, donde un joven pide monedas. En realidad, la mayor necesidad no es la de pasear, ni la de comer, sino de encontrar paz, ese tesoro preciado que es posible obtenerlo aún en medio de la tormenta; pero no cualquiera lo consigue porque hay que saber buscarlo.
"Mentirosa, traicionera", dice parte de la canción que el joven entona y por ratos baila. Pero también se ve triste: vive la canción, la encarna. Seguramente alguien le mintió y lo traicionó, y desde entonces ha perdido la paz y la confianza en el ser humano, en las mujeres, seguramente.
El visitante del parque Bicentenario que recorre el lugar puede encontrar en tres lugares la misma frase: Villa de La Paz. Uno está justo a un lado del enorme árbol navideño con diversos juegos de luces multicolores. Una banca ubicada a un lado especialmente para quienes deseen tomarse la foto. Llegan pocos. Pocos se enteran de que es una villa de La Paz.
Quizá porque no tiene demasiadas luces como otros sitios. De hecho, por momentos queda totalmente a oscuras y resalta sólo la palabra "paz", fue hecho a propósito, pero pocos se enteran, muy pocos entienden el mensaje.
Pocos valoran la paz que se ha logrado restablecer, aunque parcialmente, en la entidad, tras episodios de violencia.
Y la mayoría sigue siendo atraída por las luces.
Y las familias siguen desfilando para tomarse la foto frente al enorme espejo con adornos navideños y con la frase "Navidad es tiempo de paz y amor para todos".
Es un mensaje con mucho significado, bien pensado. Es el deseo de una persona para todas las familias de Tuxtla, de Chiapas, de México, y por qué no, también del mundo entero.
Sí, la paz es un derecho universal, es un anhelo del corazón humano. "Prefiero comer una tortilla con sal en paz, que un manjar estando peleados", decía sabiamente una mujer anciana.
Tiene razón. Qué hermoso si la paz prevaleciera primeramente en el interior de cada persona. No hay como tener paz interna, estar en paz con uno mismo y por ende, con el prójimo y con Dios. Todo cobra sentido, todo tiene belleza cuando hay paz y hay amor.
Y la gente sigue buscando lugares iluminados. Así, llegan al parque 5 de Mayo, donde hay muchas luces, hermosos sitios para tomarse la foto, renos enormes y luminosos. Allí no hay espejos con mensajes de paz y de amor, no hay villas de La Paz. Pero hay muchas luces y la gente se aglutina a pesar de la alerta por sarampión.
Y siguen buscando lugares donde ver atractivos luminosos con motivos navideños, sitios donde haya comida, música, diversión. La gente no lo dice, no lo reconoce, pero tiene una necesidad tácita, implícita, inherente. No lo grita, el clamor es interno, la sed es insaciable, la búsqueda es de paz; pero muchos se equivocan al buscarla. Sólo hay una fuente y está disponible para todos. Pero no es en el ruido ni en las luces artificiales donde se encuentra.
La paz genuina se encuentra muy en el fondo de cada corazón y puede darla sólo Aquel que nació en un humilde pesebre. Sí, Aquel que encarnó la paz y el amor y vino a este mundo a darla de forma gratuita, pero con un altísimo costo para él. El Mesías Redentor del mundo, escribió: "Mi paz os dejo, mi paz os doy, no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo".
Es nuestro mayor anhelo que en estas fiestas decembrinas y siempre, la paz y el amor reinen en cada corazón, en cada familia y en cada rincón de Tuxtla, Chiapas, México y el mundo.














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