OFICIOS / Mira hacia arriba para no caer

Él no tiene carro, pero si lo tuviera seguro le pondría la frase plasmada en varios camiones de trabajo que rezan: “Y todo por no estudiar”. Al no tener una carrera profesional, aprendió el oficio de albañil. Le da para comer y algo más, pero es un trabajo en el que a veces, es de “altura” y literalmente su vida pende de un hilo.

Lo primero que aprende un albañil o peón es armar muy bien su andamio sobre el cual se apoya para repellar paredes y techos.

Un buen andamio da seguridad y un mal armado es sinónimo de accidentes.

José lo sabe muy bien. Pero en alturas como la que le tocó esta vez el andamio no sirve de nada. Y su vida pende de un  hilo.

La tabla sobre la que pisa cuelga de dos sogas, a más de 12 metros del suelo.Una caída sería mortal. Y si repellar pisado en suelo firme es difícil, suspendido  al aire es terrible.

José ya tiene experiencia, pues ha trabajo en hoteles de Cancún, dice. “Allá es bueno el sueldo, pero así se gasta. Solo el que sabe ahorrar hace su paguita. Los botaratas regresan igual o peor que cuando se fueron”, agrega.

“El pegado de losetas es bien pagado, por metro cuadrado”, aclara, pero no siempre hay.

Cuenta que lo más duro para un albañil es trabajar en el panteón, hacienda gavetas, bóvedas o capillas. “Es triste, parte el corazón ver a los dolientes. También da miedo y no se puede cobrar caro, porque es trabajo chico, pero por lo reducido cuesta y pues con la pena del dolor uno cobra barato”, acota.

Ahora su trabajo de “altura” en un edificio céntrico de Tuxtla, en la Avenida Central y 3a Poniente. José trata de no mirar hacia abajo, pues marearse implicaría una caída. El secreto es mirar hacia arriba.

Y sin querer nos da el secreto de la vida misma, donde cual albañiles debemos mirar hacia arriba y no hacia abajo, donde están los que desaniman, los que denostan y esperan la caída.