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domingo, 7 de enero de 2018

ZOOMAT / Naturaleza, un libro abierto

  • En el registro de visitantes todos plasman su encanto por el recorrido. Destaca la gratitud de la familia García Villanueva que había perdido su celular y le fue entregado por el personal del recinto



El libro de registro guardó silencio, como los árboles, como los animales. Durante la noche se oyó solo el viento entre las ramas que crujían y se mecían. Pero al amanecer todos cantaron el poema de la incomparable naturaleza. Y las páginas antes cerradas, con la luz del sol emitieron el resplandor, el encanto de los visitantes.

Miles aprovecharon el último día de vacaciones. El pulmón y el corazón necesitaban recargarse con oxígeno y con afecto. Y el lugar propicio para ello era el zoológico Miguel Álvarez del Toro, que ofrece un contacto único con la naturaleza, el maravilloso libro que nos recuerda lo afortunado que somos. Y nos permite escribir poemas sin ser poetas, componer canciones sin ser músicos, y hacer magia sin ser magos.

Miles lo comprobaron durante el recorrido de este domingo. Algunos llegaron por vez primera. Otros, por segunda, tercera o enésima vez. Pero todos salieron maravillados como si fuera la primera visita. La naturaleza no es rutinaria. Se renueva cada mañana, como la salida del sol, como el aire, como el agua del arroyo que serpentea los andadores del ZooMAT.

Y así lo aquilataron los visitantes y así lo comentaron entre sí y así lo plasmaron en el libro de registro para visitas, instalado en el área de paquetería.

El libro está abierto justo a la mitad de su capacidad. El 2017 utilizó exactamente la mitad. Y el resto será para el 2018. Nuevas páginas se usarán, nuevas palabras se escribirán, exactamente como ocurre en la vida del ser humano.

Al contemplar lo escrito, se comprueba el testimonio de los visitantes. “Muy bonito. Excelente trato a los animales”, escribió Ruth González.

La familia Falconi Vidal, de Tabasco,  dijo: “Grata la visita. Felicidades, sigan preservando el lugar”. En la línea siguiente se hallan las iniciales DHL, de quien escribió  “Encantados con la vista; todo el camino tiene agua del arroyo”.

Pero es lo plasmado por la familia García Villanueva que merece ser enmarcado en oro. Habla de su regocijo por el recorrido, pero sobre todo de su felicidad por saber que en el recinto natural hay personal honesto, humano, una especie en vías de extinción.

El mensaje dice: “Feliz con este paseo inolvidable. Había olvidado mi celular y me lo entregaron”.

El espacio del águila Arpía ciertamente estaba vacío, porque está en peligro de extinción. También estaba vacío el área donde dice “aquí está la especie que amenaza con aniquilarse a sí misma”. Y sin embargo, la especie que se creía extinta, apareció de repente en el ZooMAT: Un personal humano, confiable, honesto.

El celular del visitante fue recuperado y entregado. Esto habla del cuidado y la vigilancia que hay por parte del personal, porque el artefacto pudo haber sido sustraído por alguno de los miles de visitantes.

Refleja la honestidad y por ende la confiabilidad del personal que labora en el recinto. Por eso hay buen trato a los visitantes y animales. Por eso los mensajes plasmados en el libro de registro.

Ervin, un niño de Ciudad Hidalgo, escribió su encanto y desencanto. “Muy bonito, pero lamento no haber visto un pavo real ni un oso panda”, dijo.  “Es solo animales regionales de Chiapas”, le explicó el encargado de paquetería, sonriendo.

La tarde cae con la puesta de sol. Se cierra el libro y las puertas del ZooMAT. Se cierra una página en la vida de los visitantes y del personal que los atendió.

Mañana el sol saldrá y con ello una página nueva se abrirá literalmente en el libro instalado a la entrada del zoológico, y simbólicamente habrá una también en la vida de cada uno de nosotros. 

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