"Ya estamos hartos de vivir en constante zozobra, encerrados por temor a ser asaltados o lastimados", dice Leonel. Estela lo secunda diciendo que no se vale, pues desde que la banda del Barni se asentó en la colonia 27 de Febrero, su vida "ya no es vida".
Leonel cuenta que El Barni es temible. Ha estado recluido tres veces en El Amate, y las tres veces ha quedado libre. La última fue por homicidio: Mató a un taxista hace cuatro años.
Ayer a las 6 de la tarde asaltó a dos vendedores de bon ice, en la colonia. "No hay día que no roben", dice Estela, quien teme por sus hijos que van a la escuela y por su muchacha que trabaja y regresa de noche.
"Me la paso con el Jesús en la boca. Todo por culpa del Barni", dice.
Leonel asegura que varios vecinos ya denunciaron ante la autoridad competente, pero El Barni sigue libre, asolando la colonia.
Por ello los colonos piden más patrullajes policíacos por la zona, pues cuando no es El Barni, son otras bandas que llegan. Se perdió la tranquilidad.
El Barni presenta muchos tatuajes en su cuerpo y los luce orgulloso. Uno de ellos es con un nombre grabado: Soraida López Giménez.
Y mientras El Barni disfruta su libertad, los colonos viven presos en sus casas. Por eso Leonel y Estela claman a la autoridad del ramo que hagan su parte para que la situación se invierta: Ellos deben ser libres y El Barni debe estar preso
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