TRANSPORTE / MATARON Y ENTERRARON AL “CONEJOBUS”

 

·         Tuvo que ser un día de muertos, cuando colocaron el último clavo en el ataúd de un pobre moribundo que agonizó durante años.

 

Tuvo que ser un día de muertos, cuando colocaron el último clavo en el ataúd de un pobre moribundo que agonizó durante años. Fue este día de los fieles difuntos, que como un niño huérfano se dio el tiro de gracia a quien se vio descobijado y desamparado por el gobierno estatal anterior. Así, como un augurio de desesperación y expiración, el día de ayer el Sistema de Transporte Urbano de Tuxtla Gutiérrez S.A. (Situtsa), llamado popularmente como ‘El Conejobús’, llegó a su fin en la capital chiapaneca, con más problemas que alivios.

 

Esta empresa que fue saqueada, desmembrada y vulnerada por personas desde el interior de sus oficinas, viendo en el transporte público un negocio para llenar sus bolsillos, sin devolverle un centavo a las unidades para que éstas pudiesen brindar un servicio de calidad, no dejará ni rastros de que existió.

 

Tan solo una década pudo mantenerse esta empresa que estaba constituida por los 105 socios de las rutas 1 y 2 de Tuxtla Gutiérrez y el gobierno del estado; fue en el gobierno de Juan Sabines Guerrero, en enero de 2010, cuando los camiones del Conejobús rodaron por primera vez en las calles de la ciudad.

 

Con cuentos (como lo fue todo el gobierno sabinista), de un transporte de vanguardia, capaz de moverse con biocombustible, esta empresa vio su nacimiento como un logro de la transformación del transporte en la ciudad.

 

Sin embargo, desde su primera administración a manos de Ezequiel Orduña, la empresa comenzó a tener desvío de recursos, el dinero no regresaba a las arcas de la empresa, no se generaba ese círculo de inversión y, por ende, comenzó desde su primer año a tener serios problemas administrativos.

 

En la administración de Manuel Velasco, el exgobernador se encontró, conque más del 60 por ciento de las unidades que habían sido compradas tres años atrás ya no funcionaban.

 

El manejo terrible de las unidades, la falta de mantenimiento tanto en los climas como en las propias piezas mecánicas, hizo que estos camiones se quedaran varados en el corralón, un cementerio de buses naranjas que podían verse desde la carretera que lleva al frigorífico de la ciudad.

 

Fabián Estrada de Coss, fue otro de los que estuvo buscando la forma de estabilizar un barco que se veía (en cuatro años) hundido, la falta de pago a hacienda federal, pagos al IMSS por los trabajadores, entre otras cosas, fue lo que se encontró en la empresa, y que de a poco pudo componer el balance hasta que fue enviado a dirigir la Secretaría de Transportes.

 

Fue ahí cuando se implementó el mecanismo de trabajo en donde los Conejobus apoyarían a las personas que se dirigieran al DIF en el libramiento norte, acondicionando las unidades para este sector, es cuando el Conejobús logró tener un respiro de vida más.

 

El intento por tener una nueva cuadrilla de buses quedó en el olvido, con proyectos de estaciones intermedias como las tiene el metrobus en la Ciudad de México, tan solo se pudieron comprar unas cuantas unidades y el servicio continuó igual.

 

Sin embargo, siempre hubo quejas por la falta de pagos a los concesionarios, socios que molestos pedían a las autoridades con suma exigencia, que les pagaran lo acordado cuando fue creada esta empresa, que es de decir; los concesionarios nunca estuvieron contentos con esto, ya que Sabines Guerrero obligó a los socios a crear esta ya desaparecida empresa.

 

Hasta este año, los socios demandaban 21 millones 858 mil 951 pesos para los 105 socios que pertenecen al Sistema de Transportes Urbanos de Tuxtla S.A. de C.V. (Situtsa), esto por seis meses de retrasos, lo que hacía insostenible ya su existencia.

 

Hay que añadir, que, desde el pasado mes de junio, los operadores comenzar a adolecer de sus quincenas con retrasos de hasta un mes, lo que provocó el paro de las unidades a principios de septiembre en donde despidieron a tres operadores.

 

El cierre

El día de ayer José Romeo Pedrero Miranda, ahora exdirector de Situtsa, habló con los operadores y servicio de administración de la empresa para darle la noticia de que la empresa cerraría funciones.

 

“Se ha perdido más dinero de lo que se ha generado, se dejó de atender el capital de trabajo, es decir nuestras unidades, recuerdo que cuando llegué llevaban más de un año sin servicios básicos; se les dejó de atender a ustedes (operadores), también, en sus prestaciones”.

 

Señaló que las unidades fueron solicitadas en comodato, “como resultado tenemos que, a partir de hoy, se suspende la prestación del servicio, esperando el procedimiento de baja de todos nosotros”.

 

Ante esta situación, los operadores piden que se les finiquite de manera justa y no los tres mil pesos, que la empresa quiere darles, esto, para que ya no haya más problemas legales, además con una promesa (en algunos casos), de ser tomados en cuenta para ser operadores de las urvans que prestarán el servicio a partir del próximo martes.

 

Policías estuvieron desde el inicio de la plática a las afueras de la empresa, para evitar que los operadores tomaran las instalaciones, amedrentando de esta manera el accionar; el cual no existió, debido a que el día de mañana martes a las ocho de la mañana, habrá una junta entre los socios para saber cómo se disolverá esta empresa.

 

Nuevas unidades

 

Serán 70 unidades, 50 de la ruta 1 y 20 de la ruta 2, las que estarán en las calles de Tuxtla Gutiérrez, estás estarán dirigidas por las autoridades de la Secretaría de Transporte, la cual dirige Aquiles Espinosa.

 

La situación es ver de qué manera los socios tomarán parte o no en dos acciones, en primera instancia la disolución de Situtsa y los pagos de finiquito a todo el personal.

 

Y, en segundo término, si serán parte o no de las nuevas unidades que brindarán el servicio a los tuxtlecos a partir de mañana martes 3 de noviembre.

 

De no ser partes de estas nuevas unidades, ¿Quién pagará por las concesiones de los socios?, ¿Quién administrará todo ese dinero de las dos principales rutas de Tuxtla Gutiérrez? y ¿Cómo estar seguros de que la nueva empresa a formarse no tendrá el mismo fin y desfalcos que la ya extinta Situtsa?

 

El Sol de Chiapas