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domingo, 22 de noviembre de 2020

TUXTLA / CU RRU CU, CU RRU CU...



Padre e hija cantan muy tristes, con voz poco audible. El rasgueo de la guitarra es igual debilitado. No hubo fuerzas ni aliento para más. La cosecha, por ende, fue pobre y eso empeoró la situación.
La fresca y nublada mañana fue complementada con los acordes débiles, pero legibles de una guitarra que intentaba oírse alegre, pero que lastimera parecía llorar.
Un hombre moreno, alto, delgado, cabello negro, sostiene en sus brazos una guitarra negra. Lo acompaña una niña morena, delgada, cabello largo. Ambos visten pantalón negro. Y juntos entonan la canción "El Palomito", inmortalizada por Los Cadetes de Linares.
Con voz feble padre e hija entonan "cu rru cu, cu rru cu, le cantaba el Palomito, "cu rru cu, cu rru cu, que volviera a su nidito". Locatarios y marchantes siguen con su rutina, ajenos, indiferentes al dolor del Palomito y de los artistas callejeros que viven un dolor similar.
La canción termina. Solo una mujer, la que escuchó la melodía en "zona VIP" les da una moneda de 5 pesos. Los demás no cooperan. El hombre y su hija enfilan sus pasos al nicho donde yace la Virgen con flores, velas y luces navideñas. El hombre se quita la gorra azul, la coloca en el clavijero de la guitarra y deja ver su cabello largo, desarreglado, indicio de la paupérrima situación.
Tras persignarse padre e hija caminan lentamente hacia la zona de carnicerías. Locatarios de verduras se miran desconcertados, esperaban que el concierto siguiera, pero los artistas ya no regresaron. Y cómo si nadie cooperó. "Yo pensaba darles orita", dice un vendedor, pero los desanimados cantantes no pueden leer la mente.
El desánimo y debilidad física es tal, que ni siquiera en la zona de carnicerías cantan. No han desayunado y por eso la debilidad. Y así cabizbajos, como perdonando al tiempo y a los tacaños locatarios, la pareja avanza entre los pasillos esperando una moneda. Pero nadie da nada por nada. "No pus no. Si no cantan no hay moneda", dice riendo un vendedor.
La menor abraza a su padre para darle ánimo. Y buscan que comprar con los cinco pesos. Llegaron caminando y así regresarán. No hubo para el colectivo de ida, tampoco para el de regreso. "La palomita" y el "palomo" seguirán su canto lastimero en otro lado, quizá donde hará oídos y corazones abiertos. Cu rru cu, cu rru cu ...

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