"Mi hijo fue empujado", dice el padre preocupado, pero agradecido porque el joven vivió. La caída significaba una muerte segura por la altura (unos 50 metros) y el terreno rocoso.
¿Qué hacía el muchacho allá arriba? ¿Con quién estaba? ¿Por qué lo empujaron? Son interrogantes que al padre no le importa contestar por el momento. Celebra la vida de su hijo.
Tras ser rescatado, el joven fue subido a la ambulancia de Protección Civil Municipal y llevado a un hospital. Los aplausos de gratitud y reconocimiento al rescatista que "se la rifó" no se hicieron esperar.
El grito de "gracias" resonó en las paredes rocosas de la Trituradora.
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Comprometidos con la verdad, listos para ser oídos, ojos y boca de la sociedad. Espacio para señalar lo malo y reconocer lo bueno.
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