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miércoles, 23 de marzo de 2022

TUXTLA / Colosio se fue con hambre y sed de justicia

Pocos se acordaron de él en un aniversario más de su asesinato el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana.

* Su nombre se plasmó con letras doradas en el Congreso de Sonora.

El busto de Luis Donaldo Colosio Murrieta sigue dorado. Dorado por el sol, dorado por el recuerdo dorado de lo que pudo ser y no fue. Anhelo frustrado por el artero asesinato. Fue un miércoles como hoy, 23 de marzo de 1994, cuando una bala acabó con las aspiraciones del sonorense de ocupar Los Pinos. Mató la esperanza de miles de mexicanos. Hoy para muchos la fecha pasó desapercibida.
En la pequeña plaza ubicada sobre la prolongación del libramiento Sur frente a la Antorcha de la Solidaridad, yace el busto dorado de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Cerca de ahí, la colonia que lleva el nombre de su amada esposa Diana Laura. Sus calles polvorientas, agrestes, olvidadas. Ambos han sido olvidados por casi todos. Pero un grupo de colosistas rehúsa sepultar en el olvido al que pudo ser uno de los mejores presidentes de México. Y por eso le llevan flores.
De las cuatro coronas de flores depositadas, tres son del grupo colosista. Una ya estaba antes. Montan guardia. Se toman la foto y se van.
El aire caliente parece rememorar el ambiente cálido de aquel fatídico 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana.
En campaña rumbo a la Presidencia de México, Luis Donaldo Colosio Murrieta tenía la simpatía de la gente. Tenía todo para ganar. Lo respaldaba su límpida trayectoria. No parecía priista.
Quería ser presidente para el sexenio 1994-2000, pero el 23 de marzo fue asesinado. En la pequeña plaza erigida en la orilla de Tuxtla Gutiérrez, yace su frase célebre: "Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla".
Mario Aburto Martínez, el autor material, fue sentenciado a 45 años de prisión. La opinión popular que prevalece es que se trató de un complot orquestado y dirigido en el seno del propio PRI, ordenado directamente por el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, a través de su jefe de asesores, José María Córdoba Montoya.
Sin embargo, el último fiscal del caso, Luis Raúl González Pérez, estableció que no existen evidencias sólidas para señalar a nadie más que Mario Aburto Martínez como único autor intelectual y ejecutor del crimen, y por ello el gobierno considera cerrado el caso desde el año 2000.
La muerte de Colosio se considera el primer magnicidio cometido en México desde el asesinato de Álvaro Obregón del 17 de julio de 1928.
Poco después Diana Laura Riojas Reyes siguió a su esposo. Murió el 18 noviembre de 1994 en la Ciudad de México por cáncer de páncreas. Dejaron en la orfandad a Mariana y Luis Donaldo Colosio Riojas.

Y aunque en Tuxtla pocos se acordaron de Colosio, en Sonora más de 30 ciudades revivieron el legado del extinto sonorense. Letras doradas se plasmaron en honor de Luis Donaldo Colosio Murrieta en el recinto oficial de sesiones del Congreso de Sonora. fueron develadas por el gobernador Alfonso Durazo Montaño.
Colosio y el México que vio por última vez aquella tarde del 23 de marzo de 1994, siguen con hambre y sed de justicia. Y aunque Luis Donaldo decía que esta situación no podía esperar, la espera continúa...

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