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lunes, 5 de junio de 2023

COPAINALÁ / Vio el templo de Quechula y cerró los ojos

El joven Sarimel retornaba a casa, cuando la camioneta en cuya góndola viajaba, se accidentó. Perdió la vida. Descanse en paz.


Sary no puede más. El dolor taladra su corazón. Las madres son muy fuertes, pero ella se siente doblegar. Cierra sus ojos y los abre cada poco, como esperando que la pesadilla desaparezca y todo sea solamente un sueño. Sin embargo la realidad cruda, inenarrable, indescriptible sigue ante sus ojos. Su amado hijo yace inerte, con los ojos cerrados. Se fue en la primavera de su vida, recién graduado, cuando tenía todo por delante. Sus sueños acabaron en un segundo luego de un fatal accidente automovilístico.
"Que el padre celestial les dé fortaleza a la familia Sánchez Valencia por la terrible pérdida de su hijo. Me siento muy impactada. El joven Sarimel es de la misma edad de mi Jean. Fueron juntos a la primaria de mi pueblo", publicó Nerito al dar su sentido pésame a la familia.
Ella es del Poblado Ángel Albino Corzo (mejor conocido como Guadalupe), municipio de Copainalá. Vive en Tuxtla y se enteró de la triste noticia.
"Las madres somos muy fuertes. Lo he comprobado con la mía que sigue de pie después de la pérdida de mi hermano Alberto. Siento un nudo en mi garganta. Sólo Dios sabe el porqué de estas pruebas. Le pido al Padre celestial les dé fuerzas a la familia para afrontar esta cruda realidad y no sientan ese dolor que sólo los que hemos perdido a un familiar podemos comprender cuán grande es", agrega Nerito.
Catherine entró en shock emocional al enterarse. Un tremendo escalofrío recorrió su cuerpo cual descarga eléctrica. No daba crédito a lo que leía. "Qué triste situación prima, yo también no puedo creerlo. A mí también me duele mucho. Y recuerdo con cariño a Sarimel. Cuando tío Ludin tenía su tienda donde hablaban por teléfono de Estados Unidos, él y yo íbamos a llamar a la gente cuando les hablaban, íbamos en bicicleta, que descanse en paz", comenta Catherine.

Luego con profundo pesar Nerito agrega "mi niño hermoso. Con su voz ronquita. Era una balita para los mandados. Pero ya está en los brazos de nuestro Padre celestial. La Tierra está llena de maldad, pero él está feliz en el paraíso", dice el comentario en redes sociales.
Y es que la triste noticia fue publicada en el grupo de Facebook Todos somos Guadalupe. Alguien de Copainalá agregó el texto, "muy joven para morir, Jehová, Dios, mándales consuelo, resignación y fortaleza, mucha fortaleza a su familia por tan irreparable pérdida. Recíbelo en tus brazos, Dios. Descansa en paz y vuela alto para estar con el creador del mundo y del universo. Amén", dice el comentario de la publicación.
Nadie da detalles. "Aquí en Facebook no se escribe eso", dicen. Pero se supo que el joven Sarimel, de 23 años de edad, recién graduado de la universidad, acudió a Quechula para deleitarse con la escena de la iglesia que emergió totalmente del agua en este tiempo de sequía.
Luego de extasiarse con la vista hermosa del templo que resucitó de la tumba líquida, el joven retornaba a casa. Al parecer fue solo, sin su familia. Y alguien en una camioneta decidió darle un aventón.

Lamentablemente la camioneta se quedó sin frenos y empezó a retroceder y se precipitó a un barranco. El joven Sarimel iba en la góndola y, según se dijo, la carrocería le golpeó en las costillas, provocándole una fractura. Los huesos se incrustaron en los pulmones. Quisieron traerlo a Tuxtla Gutiérrez de urgencia. Lamentablemente perdió la vida antes de llegar a Copainalá.
Los mensajes de fortaleza y de bendición para la familia, especialmente para la madre, siguen apareciendo en las publicaciones. Hay quienes no pueden creer lo que ocurre, pues recuerdan que ya esta familia había sufrido el dolor de una pérdida anterior de un hijo.Fabián también perdió la vida en un accidente vehicular a los 24 años de edad.
El padre, de nombre Sarimel, llamó como él a su hijo porque esperaba que fuera una extensión de él, de su vida. Tenía sueños, proyectos para su hijo, planes a futuro. Nunca imaginó que este domingo sería el último que lo vería con vida.
La lógica indica que los hijos deben sepultar a sus padres. No que los padres sepulten a sus hijos. Y a la familia Sánchez Valencia le ha tocado el tremendo dolor de sepultar ya a dos de sus integrantes. Eso no tiene explicación. Ese dolor no tiene parangón. Por eso los habitantes de Guadalupe se conmocionaron. Por eso, los que viven en otro lugar, pero son de Guadalupe y se enteraron de la noticia, también se estremecieron de dolor y tristeza. Algunos viajaron para ir al velorio y darle el último adiós al joven.
Desde este espacio externamos nuestra solidaridad con la familia Sánchez Valencia. Nuestro más sentido pésame. Deseamos que el Creador les brinde el bálsamo consolador. Les dé fortaleza para soportar este trance agudo.
El Cobach plantel 243 Ángel Albino Corzo se sumó a las muestras de condolencias y de pésames por el sensible fallecimiento de su ex alumno que hoy dejó de estar presencialmente, dejando un hueco en las aulas, pero sobre todo en los corazones de sus amigos y familiares.
Descanse en paz Sarimel Sánchez Valencia.

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