Una escuela más se sumará a las que darán clases fuera de su edificio dañado por el sismo. Esta vez el turno es de la escuela primaria Lázaro Cárdenas del Río, en la Ribera Cerro Hueco.
Un moño negro enorme, pero desteñido por la lluvia y el sol, cuelga de la elevada barda de block, sin repello. Es luto, obviamente, al parecer por el profesor David Gemayel fallecido hace años en su lucha. Al lado un cartel indica que en esa escuela se suman a la “lucha”.
Pero la lucha del magisterio por el momento está en receso. Y la escuela Lazaro Cárdenas se suma a las escuelas que darán clases afuera de su edificio.
Los daños, dicen padres, son de consideración y de riesgo para sus hijos.
Por eso acordaron recibir clases en un espacio aledaño. Pero no pueden hacer lo que hicieron otros, dar clases en la calle. No tienen espacio para ello.
La calle Santa Cruz es de bajada y apenas mide unos tres metros de ancho. La Calzada Señor del Pozo es de bajada también, con topes, y con una curva; mide apenas unos seis metros. Por ello irán al Centro de Entrenamiento Ecológico (CEA) cercano.
El portón pequeño verde de la escuela Lázaro Cárdenas, luce cerrado y así seguirá por largo rato.
En una de las bardas dice el nombre (incompleto) “Lázaro Cárdenas”. no añade del Río, a pesar de que están cerca del afluente, pero sienten que al igual que al caudal se secó, se agotaron las esperanzas de una respuesta pronta del gobierno.
Y se van a un espacio natural.
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Comprometidos con la verdad, listos para ser oídos, ojos y boca de la sociedad. Espacio para señalar lo malo y reconocer lo bueno.
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