- La anemia aplásica adquirida que padecía requería de “toneladas de sangre”, las cuales no aparecieron.
Leticia está deshecha. Antonio se hundió en el mar embravecido de la desesperación. La pequeña Gloria no supo lo que pasó, pero lo intuye. Le dieron de alta, pero no precisamente porque estaba mejor. Los doctores del hospital Pediátrico la desahuciaron… la anemia aplásica adquirida devoró la sangre y las “toneladas de sangre” que se requerían no aparecieron.
El pedido de ayuda se hizo a través de este medio. Se metieron escritos para captar donadores en el Ejército, en la Policía Municipal. Algunos ayudaron. Antonio, el padre de Gloria Margarita, se puso feliz por ver a su hija mucho mejor.
“La niña ya tiene color en su carita”, dijo Leticia Ramos, miembro de la Pastoral Social de la iglesia católica Señor del Pozo en Cerro Hueco, quien estuvo buscando donadores.
Pero al acudir al hospital pediátrico para ver la evolución de Gloria, fue informada de que le dieron de alta, porque “ya no hay nada que hacer”.
Antonio López Hernández se hizo el fuerte para no delatar su dolor ni agobiar a su pequeña de 13 años, quien nació un 1 de abril del 2005. Esa vez Antonio fue el hombre más feliz de la tierra. A su pequeña la registró con el nombre de Gloria Margarita López Ruiz.
Gloria “creció normal, estudiaba y jugaba como todos”, contó el padre. La menor comenzó a ponerse mal a los 12 años, justo cuando salió de sexto grado e ingresó a la secundaria.
“Iba bien, en primer lugar, puros dieces en su examen. Le gustaba la escuela, no le importaba caminar una hora diaria de ida y otra hora de regreso. También jugaba futbol. Se veía muy sana. Pero de golpe le vino su mal”.
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