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viernes, 8 de febrero de 2019

CASTILLO TIELSMAN / Pleito tras choque acaba con abrazo afectuoso

  • Un profesor y un colectivero se enfrascaron en una discusión que no pudo calmar el agente de Tránsito. Solo la llegada del “patrón” puso fin a la reyerta: era un viejo conocido del dueño del coche particular.



Molesto porque un colectivo le cerró el paso, un profesor que se dirigía a dar clases le tiró los dos espejos al transporte público. La discusión en la que nadie cedía, terminó cuando el “patrón” del chafirete llegó y con un abrazo al docente se acabó la reyerta.

El auto marca Volkswagen tipo Pointer color oro,  placas DPB-2384, de Chiapas, estaba orillado de oriente a poniente sobre el bulevar Ángel Albino Corzo, frente a conocida funeraria, al oriente de Tuxtla Gutiérrez.

Adelante del vehículo particular estaba el colectivo marca Nissan tipo Urvan, con número económico 12525, placas 386603 –B.
El chofer del colectivo y el automovilista del Pointer, estaban enfrascados en una acalorada discusión. “Tú me cerraste”, decía el docente. “Nel, tu ibas mal”, reviraba el colectivero. “Pónganse de acuerdo, porque si no voy a llamar la grúa y les va cobrar aunque no los lleve”, advirtió el agente de Tránsito Municipal.

“Acéptalo, la cagamos los dos, cada quien que pague su golpe”, agregó el profesor, que ya no pudo llegar a la escuela primaria donde da clases.

“No puedo decidir yo, no es mi carro, voy a esperar al patrón”, dijo el colectivero.

Y el “patrón” llegó, rengueando. Al verse con el dueño del Pointer, se fundieron en un abrazo afectuoso. Son compañeros y viejos conocidos.

“Su chofer maneja como loco, profe”, le dijo el docente. El “patrón” sonrió y llamando al agente de Tránsito Municipal le dijo que se iban a arreglar. “Cada quien pagará su golpe”, dijo salomónicamente.
“De por sí nadie podía alegar pago de daños, porque se movieron del lugar”, aclaró el oficial.

El “patrón” aclaró que no es el dueño del colectivo, sino su cuñado, pero por estar fuera de la ciudad éste le da la facultad de decidir. Y esta vez decidió. Él pagaría los espejos que su colega desprendió.

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