CENTRO / Taxista “pirata”, pero solidario con anciano asaltado

Aunque no pudo evitar que la mujer huyera con el botín, el chafirete evitó que le siguieran dando una paliza al sexagenario y colaboró en la detención del culpable.

El Centinela

“Hijo de la chingada, creí que me iba a mata a patadas”, exclama el sexagenario, decidido a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de que la agresión y robo de que fue objeto, no queden impunes. El joven, esposado, oye la exclamación y se hace el desentendido.

Antonio Ambrosio Guzmán, de 62 años de edad, tiene su domicilio en el barrio Santa Elena, de Chiapa de Corzo. Tras una jornada laboral, se dirigía a tomar su transporte, pero ya era tarde. No había colectivos. El tiempo transcurrió desapercibido por estar conviviendo en una cantina.

Bajo los influjos del alcohol, caminaba sobre la 5ª Sur entre 1ª y 2ª Poniente de Tuxtla Gutiérrez.

Solo, ebrio, anciano, en una calle silenciosa, era demasiado tentador para un par de amantes… de lo ajeno, que no soportaron la tentación y se lanzaron contra el sexagenario.

El joven, con una rosa  tatuada en el cuello, golpeó al anciano, lo tiró al piso y le pateó en la cara y cabeza. La mujer le arrebató la cartera con 750 pesos y su celular. Dinero fácil.  La fémina huyó con el botín, mientras su acompañante seguía pateando a Antonio.

El taxi con número económico 4360 (“pirata”), pasó por allí y el taxista, solidario, bajó para defender al agraviado. Ayudó a someter al facineroso y pidió ayuda al 911.

Elementos del Grupo Motorizado de la Policía Estatal de la SSyPC, arribaron en dos minutos y esposaron al presunto ladrón y agresor.

Antonio sabe que si no presenta  denuncia formal contra el detenido, será enviado a “La Popular” por una simple falta administrativa. Pero si acude a la Fiscalía General a presentar su demanda, el culpable será remitido al “Amate”.

Así, mientras es atendido por el paramédico de la Cruz Roja, José Ángel Hernández, que con un compañero acudieron en la unidad motorizada de primer contacto, Antonio medita: Es tarde, está ebrio, no tiene dinero cómo moverse y decide no ir a la Fiscalía. Quizá mañana.

El detenido sonríe mientras es subido a la patrulla con número económico 00036 de Fuerza Ciudadana. Sabe que volvió a ganar.