DECÁLOGO PARA FORMAR A UN DELINCUENTE

La cámara de ejecución estaba lista. El joven atado a la camilla, con correas de cuero, esperaba la inyección letal. Había matado a tres personas en robos perpetrados. Como a todo condenado a muerte se le concedió su último deseo. No pidió su comida o bebida favorita, como algunos. Tampoco ver su película favorita. El joven pidió que su madre, que esperaba afuera, pasara para despedirse de ella. Le fue concedido.

Cuando la madre ingresó a la cámara de la muerte, el joven que fue soltado momentáneamente de las correas de cuero, se fundió en un abrazo que conmovió a los presentes, hasta las lágrimas.

De repente el momento solemne fue roto por un grito desgarrador lanzado por la madre. El hijo había dado un mordisco a la oreja izquierda de su m adre. La sangre salía a borbotones. Nadie entendía que ocurría. La misma madre estaba desconcertada.

El joven se apartó de su madre y gritó: “¡Hoy me van a matar por culpa de esta mujer!¡Ella tiene la culpa!”.

Como todos seguían sin entender, el joven agregó: “Sí, ella tiene la culpa, porque cuando era un niño, y robé mi primer lápiz, ella me felicitó, me dijo que era muy abusado. Me gustó y para hacerla feliz seguí robando cuadernos, desayunos, los gastos de mis compañeros. Ya de joven robé bolsos de mano, teléfonos, motocicletas, automóviles. Y cuando llegué a robar bancos, donde tuve que matar a los vigilantes para que no me dispararan, sellé mi destino. Fui atrapado, juzgado y sentenciado a morir. Hoy llegó el día y todo es por culpa de esta mujer. Si ella me hubiera educado bien, me hubiera corregido a tiempo, otro sería me destino”.

¿Tenía razón el joven? Sí y no. Sí, porque los primeros años de vida del ser humano son clave para cimentar un carácter sólido. Hasta los primeros siete años los niños son esponjas que absorben lo bueno o malo que se les enseñe. Sí, porque la madre no aplicó disciplina temprana en su hijo. NO, porque siendo mayor de edad y con uso de razón, el hijo pudo haber tomado buenas decisiones a pesar del yerro maternal.

Mamitas, ustedes tienen en sus manos el futuro de sus hijos. A temprana edad se pueden sentar las bases de un buen carácter, con principios y valores, que los conviertan en hombres y mujeres de bien.

Si usted hace lo que dice el DECÁLOGO PARA HACER DEL HIJO UN DELICNUENTE, seguro su hija o hijo serán unos delincuentes. Si usted desea evitarlo, haga lo contrario.

1.- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2.- No se preocupe por la educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3.- Cuando diga palabrotas, ría. Esto le animará a hacer cosas más graciosas.

4.- No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejo de culpabilidad.

5.- Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes… Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6.- Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.

7.-. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizás por su propia conducta, quede destrozada para siempre.

8.- Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.

9.- Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10.- Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores, vecinos, etc