TUXTLA / INSTRUCCIÓN CON RIESGO INDEBIDO EN ESTACIÓN DE BOMBEROS

• Los valientes miembros del grupo Carch llegaron para adiestrarse. Quizá la instructora de Bomberos se excedió.

- No quiero divas allá adentro. Quítense todo lo que se les pueda caer. No voy a estar buscando nada; está oscuro.

Luego siguieron las preguntas de rutina. ¿Alguien sufre asma o ha tenido Covid? Uno asintió. Otro dijo tener ansiedad. Aun así ambos fueron metidos con el grupo al cuarto de humo. “Adentro se te va a quitar”, fue la respuesta sarcástica. Los valientes miembros del grupo Carch llegaron para adiestrarse. Quizá la instructora de Bomberos se excedió.

La parte teórica fue amable. El cotorreo, divertido: Bailaron canciones de juegos infantiles. Lo que siguió, con la práctica, fue aleccionador, pero peligroso, innecesariamente extremo para algunos.

Todos tomaron los extintores y se dirigieron al patio del lado oriente de la Estación de Bomberos ubicada en la colonia La Salle de Tuxtla Gutiérrez.

Leslie Márquez fue la primera valiente que aceptó el reto de sofocar un fuerte incendio provocado con gasolina. Acompañada del instructor de Bomberos, la joven tomó el extintor, se paró a 2.5 metros del objetivo y sofocó exitosamente las llamas.

Leslie es una joven que lleva tres años en el grupo Club de Auxilio y Rescate de Chiapas (CARCH). No recibe un sueldo. Lo hace por altruismo. Quizá por eso o por el riesgo que corre, es que sus padres se oponen a su labor. Pero ella sigue adelante. Hoy fue valiente, pero no es temeraria, no se arriesga innecesariamente.

Acabada la práctica de extinción del fuego, siguió el cuarto de humo. Formados en la cancha, la instructora les pidió quitarse todo lo que se les pudiera caer: teléfonos celulares, aretes, cadenas, lentes, llaves. Hizo las preguntas de rigor. Todos pensaron que si alguien no calificaba para entrar sería dejado fuera. No fue así.

-¿Con esa camisa vas a entrar?

Preguntó la instructora a un joven que lucía una camisa bonita.

- No quiero divas allá adentro.

“Se van a tener que arrastrar y el que no quiera el humo lo va a obligar” les advirtió. Acto seguido ingresaron al reducido y oscuro espacio. Al fondo había un recipiente metálico donde se provocaría el humo.

La instructora, antes de entrar, se colocó una capucha anti flama. Su compañero llevaba el traje completo de bombero puesto. Sin embargo los aprendices iban desprotegidos. Los colocaron en un pequeño corral de madera, y el ayudante encendió el fuego. Al lanzar la gasolina, el fuego se expandió peligrosamente, pues uno de los aprendices estaba a escaso metro y medio de distancia.

La temperatura comenzó a subir y el humo llenó el cuarto. El reportero estaba indebidamente en el lugar. No podía transmitir porque no había señal adentro. Él no iba a capacitarse, pero la instructora lo metió. “Entré, ándele, entre”, le dijo. Ya adentro, el comunicador pidió salir, pues se sentía mal. A lo que la instructora respondió “para que te metes pues, el que entra no sale”.

El humo se intensificó. El reportero salió sin esperar el permiso de la instructora, pues estaba mal. El joven que sufre de ansiedad y el asmático estaban mal, pero se aguantaron por temor a la burla. Al final todos salieron tosiendo y con los ojos llorosos. Unos reían, otros estaban molestos porque sentían que el riesgo fue innecesario. Así, los padres de Leslie menos que permitan a su hija seguir en el grupo. Los valientes miembros del grupo Carch llegaron para adiestrarse. Quizá la instructora de Bomberos se excedió.