TUXTLA / JOVEN EQUIVOCA EL RUMBO

Mueve la cabeza de un lado a otro como negativa hacia algo. Quizá se niega a reconocerse perdido, necesitado. Está extraviado, no en las calles céntricas, sino en el laberinto de su existencia. No vive, sobrevive. Y se hunde poco a poco en las arenas movedizas de su adicción.

Y de repente reacciona molesto, se pone de pie y comienza a patear el cristal de un negocio en el Centro de la capital chiapaneca. Es obvio que el joven necesita ayuda, pero más que nada debe ser retirado del lugar para no ser un riesgo para la propiedad. Así que llaman a la policía y se llevan al joven. En la patrulla sigue meneando la cabeza. Ahora se niega a creer que deberá pasar la noche en una celda. Parecía libre, y resultó ser esclavo.

Es joven. Tiene 25 años cuando mucho. Sentado sobre la acera de la 3ª Sur entre 7ª y 8ª Poniente de Tuxtla Gutiérrez, mete la cabeza entre las rodillas, como si quisiera dormir y al despertar ver una nueva realidad. Pero no consigue estar quieto más de tres segundos. Un torbellino de emociones negativas, pensamientos abigarrados le roban la calma. Y se levanta molesto.

Mueve la cabeza en señal de negación. Se vuelve a sentar y a meter la cabeza entre las rodillas. Se quita la playera color azul. Hace calor, pero el problema no es la temperatura ambiente del exterior, sino las brasas infernales de la insatisfacción que le queman el alma y le llevan a buscar saciar su sed bebiendo el falso elixir de la felicidad. Y se droga.

Pudo ser marihuana, quizá algo inhalable. “Pobre muchacho”, exclaman los peatones al ver que llega la patrulla de la Policía Municipal. Será detenido. Pero antes lo curan. Una herida abierta en la ceja izquierda denota que pudo ser agredido en una riña o peor aún, se lastimó él mismo.

Tras ser curado, lo esposan y llevan a la cárcel “La Popular”, por una falta administrativa. Es uno más de los que han perdido el rumbo en el sendero de la vida.

Los jóvenes son los más propensos a caer en las garras de la drogadicción. De acuerdo a los datos del Centro de Integración Juvenil (CIJ) que en Chiapas dirige José Antonio Chiñas Vaquerizo, los grupos de edad de inicio del consumo de drogas ilícitas en Chiapas son: 10 a 14 años (27.7%), 15 a 19 años (50.5%), 20 a 24 años (7.9%) y 25 a 29 años (5.0%).

Y aunque no hay cifras exactas de cuántos jóvenes son víctimas de las adicciones, el CIJ informa que en un año, atienden un promedio de 688 en el Centro de Rehabilitación de Tapachula y 692 en Tuxtla Gutiérrez. Son pocos los que reconocen que necesitan ayuda. Los demás prefieren callar y refugiarse en las cuatro paredes de su ostracismo.

De acuerdo al Centro de Integración Juvenil, en el 2018 las drogas ilícitas de mayor consumo entre los pacientes de primer ingreso a tratamiento en el estado de Chiapas son: mariguana (86.1%), cocaína (47.5%) y crack (22.8%).

Las drogas que se encuentran por arriba de la media nacional en la entidad son: la cocaína 47.5% (nacional: 41.5%) y crack 22.8% (nacional: 20.7%). El alcohol y tabaco registraron usos de 87.1% (nacional: 88.5%) y 74.3% (nacional: 85.2%) respectivamente.

En Tuxtla Gutiérrez, de acuerdo a la tabla del mismo CIJ, en la parte alta figuran el consumo de alcohol, tabaco y marihuana. En la parte media están el crack, cocaína e inhalables. Mientras que en la parte baja están los alucinógenos, éxtasis y heroína.