TUXTLA / Se quitan el casco por Julio

Enterró a su esposo en el Día Internacional de la Viuda

La joven viuda graba la escena conmovedora. Sus lágrimas profusas nublan su visión, pero sigue grabando. Cientos de motos y motociclistas hacen valla a la carroza fúnebre en que viaja. Es el último adiós a su esposo Julio que fue atropellado por un auto no identificado y cayó desde lo alto del puente el "Trébol".

Tenía que ser precisamente hoy, cuando se celebra el Día Internacional de la Viuda, que la joven mujer lleve a inhumar a su esposo Julio. Atrás de la carroza, pegados, lloran los hijos, los hermanos, el padre y el tío de Julio.

Hoy no hubo repartos a domicilio en la capital chiapaneca. Decenas de motos adelante y cientos atrás acompañan el cortejo fúnebre que partió de la 5a Poniente Norte de la colonia San Juan Sabinito, donde Julio vivía con su familia.

Avanzan sobre la prolongación de la 11 Sur y llegan a la 12 Oriente. Un moto patrullero de Tránsito Municipal abandera delante y otro detrás. La gente sale a la calle al escuchar el concierto de cientos de claxones de motos. "Es el joven del Trébol", dicen. "Pobrecito", comentan.

Aunque la carroza va a vuelta de rueda llega al final. Todos llegamos a ese difícil momento. La 4a Sur y 11 Oriente está cerrada, intransitable. Cientos de motociclistas hacen valla humana, se quitan el casco y lo levantan en lo alto ante el paso de la carroza fúnebre. Es señal de respeto, admiración, cariño y luto por Julio, el compañero y amigo caído en cumplimiento del deber.

Julio Alfaro Córdoba de 35 años de edad, era casado. Tenía dos hijos. Uno en la Preparatoria y otro en la primaria. Trabajaba duro en reparto de Mandaditos para sostener a su familia.

Un auto "fantasma" lo embistió sobre el puente "El Trébol". La moto quedó arriba, pero Julio cayó desde el segundo piso. El golpe fue fatal. Muy fracturado, pero con vida, fue hospitalizado, pero finalmente falleció.

Entrevistado sobre la marcha, Julio Alfaro, padre del repartidor caído, dice que hallaron un vehículo con signos de golpes y pintura de la moto de su hijo embestido, pero están negando que sea éste el culpable.

Por eso el padre, viuda, huérfanos, hermanos, vecinos, amigos, compañeros de trabajo coinciden en su petición: "¡justicia!".

La carroza ingresa al camposanto. Los motociclistas, también. Ya no se oyen claxonazos, es que llegan a la capilla ardiente. Y finalmente al lugar donde inhuman a Julio. Hoy no llovió, pero las lágrimas de cientos humedecieron la tierra que cubre la tumba de Julio. Descanse en paz.