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miércoles, 31 de agosto de 2022

PUERTO ARISTA / Juan "El Changuito" Ulloa, campeón sin corona

Envió a la lona siete veces al campeón Romeo "Lacandón" Anaya. Pero no le dieron el triunfo.


Ajenos al tiempo, con las olas encrespadas tratando de romper el límite de la playa, las palmeras meciéndose tímidamente y la arena cubriendo nuestros pies, Juan "El Changuito" Ulloa nos da la entrevista exclusiva en su palapa "Las Hamacas", en Puerto Arista. El es campeón sin corona. Tuvo 137 peleas como boxeador profesional. Sólo dos veces probó la lona. Ganó 130.
Alto, moreno, delgado, carismático, Juan "El Changuito" Ulloa nos cuenta en forma suscinta su vida pintada de distintos matices y con diversas aristas en los que hay momentos felices, tristes, amargos, chuscos, aterradores.
Sus ojos semi cerrados como si fuera oriental, se cierran aún más para evocar el pasado lejano y cercano. Sin que le pregunte, sus palabras fluyen cuál manantial generoso y refrescante.
— ¿Conociste a Romeo "Lacandón" Anaya? — me pregunta.
— Claro — Contesto
— Pues lo tiré siete veces en tres round
Ahora sí le pregunto emocionado. Ha atrapado mi total atención.
— ¿Cuándo y donde fue?
— En el (Deportivo) Roma, en 1973.
Juan "El Changuito" Ulloa tenía 27 años de edad. Ahora tiene 76. Sin tapujos y cortapisas revela un secreto a voces. En el box y lucha libre hay "arreglos".
— Ganaría por la pelea 30 mil pesos. Pero para dejarme ganar me ofrecieron el triple. No acepté y derribé siete veces en tres round al "Lacandón" Anaya.

De la chispa de entusiasmo que brilla en sus ojos, opacando al cercano faro, al narrar su victoria, pasa a la tristeza. Cuenta que por haber dejado en ridículo al campeón chiapaneco, lo vetaron dos años.
Le dolió porque decidió ganar con tal de enfrentar al campeón del mundo. "El Changuito" estaba rankeado cuarto lugar mundial. Y no se le hizo realidad su sueño.
El boxeador turulo, oriundo de Cabeza de Toro, Juan Ulloa Fuentes, ha preparado algunos muchachos. Tenía su gimnasio y ring en Puerto Arista, pero se inundó y destrozó, dice. Algunos han destacado, como Gabriel "Chuy" Herrera que asistió el 26 de febrero de 2021 a Cancún, a un mundial, pero fue derrotado por un guatemalteco.
"Yo hice un compromiso con Dios, estuve muy grave y los médicos me decían que de 100 como yo se salva uno. Prometí que si me levantaba de mi enfermedad yo enseñaría gratis. Y el milagro ocurrió. Y yo cumplo mi palabra". Fueron dos veces que vio la muere cerca. Una en un accidente y otra por un tumor maligno en el estómago. "Me abrieron desde el ombligo a la espalda", dice levantando su playera para que vea la cicatriz. Juan es un devoto católico.
Juan "Changuito" Ulloa fue profesor de la selección de Chiapas, en La olimpiada nacional. "Me pagaban poco, gastaba más de lo que ganaba, pero era satisfactorio", reconoce.
Cuestionado sobre cuál es el secreto del éxito en el boxeo u otro deporte, Juan "Changuito" Ulloa dice de inmediato que mucha disciplina, cero alcohol, nada de cigarros ni drogas. El es un ejemplo. Hasta la fecha no tiene vicios y hace ejercicio a diario.
"El Changuito" recuerda que fue a verlo Don Cristóbal Rosas, quien fue mánager de Salvador Sánchez, Romeo Anaya y Julio César Chávez. Cristóbal Amézquita Rosas, su nombre completo, "lo recuerdo con mucho cariño, respeto y admiración. Me dijo que me probaría con tres peleas. Las tres la gané por nock out. Le gané en Tapachula al campeón de Panamá, lo tiré en el séptimo round".
— Tenía usted dinamita en los puños - exclamo asombrado.
"El Changuito" sonríe y responde. "La verdad sí, yo quebraba con los puños los ladrillos dobles horneados. Tenía pegada dura. Una vez mi mujer no me quería dejar entrar y le hice un hueco a la pared a golpes. Nadie me tocaba la cara. Pocos golpes recibí. Ensayaba con costales de arena", agrega.
Quizá por eso los muchachos aspirantes a boxeador lo buscan. También lo consultan boxeadores y atletas profesionales. "Este domingo llega una atleta, campeona internacional, precisamente, se va preparar aquí conmigo", dice.
A la par seguirá preparando a su pupilo Gabriel "Chuy" Herrera. En dos meses lo deja listo. "La otra vez nos ganó el guatemalteco porque nos avisaron a a hora, no hubo preparación", dice. Ahora, "Chuy" deberá correr cada mañana de la Palapa de Juan "Changuito" Ulloa a la orilla del mar. Tres minutos por uno de descanso. Como si fuera un round. Puro cardio. Se irá en paso veloz y regresará a toda velocidad.
Sobre su infancia, Juan no esconde nada, transparente como el agua del chapoteadero de su Palapa, narra. "No vida aquí fue un poquito difícil. Salí de la casa de cinco años. Me regalaron con una familia y sí desde los 6 años para adelante hice de todo. Luego conocí a mi hermano que también lo regalaron y anduve haciendo de todo, me gustaba la adrenalina".
Hace una pausa y agrega: "Yo quería ser torero, nunca debuté en una arena, pero en los corrales toreaba con mi camisa; me prendió el toro, tengo cornadas", dice y ríe. Prosigue: "Me hice montador de animales brutos y los domaba como el patrón lo pedía".
También fue corredor de caballos, pues era delgado y hábil. Fue pescador con malla en el mar muerto. Luego conoció a su esposa en Puerto Arista, donde fue pescador en la orilla del mar, luego se fue en barcos camaroneros. Todo eso antes de ser boxeador, a los 20 años.
Ya casado con Amanda, surgió la idea del negocio. Vivían a una cuadra de la playa y su esposa vendía horchata en una olla y empanadas. Ponían cuatro varitas y una sábana como lona. " Yo vendía coco según con ginebra, era Charrito", dice riendo. Ahí pusieron la Palapa "Las Hamacas" en donde llevan 45 años. Aunque hay muchas Palapas, la gente los busca. Los quieren y el sazón es único. Doña Amanda Mendoza Cruz, su esposa, es una excelente cocinera. Tiene premios locales y estatales. Los apoya su sobrina.
Y llega el momento de la pregunta obligada, la del millón.
— ¿Por qué el mote de "Changuito"?
Juan sonríe al explicar que de joven cortaba cocos. Mil cocos diarios era su tarea. Para ahorrar tiempo y energía se cruzaba de una palmera a otra saltando entre las ramas. Espeluznante. "Aún sigo trepando a los árboles", dice sonriente.
De nuevo regresa a la etapa cuando a los 18 años no se definía. En Tapachula "yo quería ser militar, me metí al 29 Batallón y luego tanto que quería ser militar, no me gustó. Ya adentro fue duro no tenía escuela y no sabía marchar. Deserté", dice y vuelve a sonreír.

Si destino iba tomando rumbo. "Un primo hermano había robado a la hija del patrón, me pidió hacer el paro y fui a trabajar en su lugar. El patrón me dijo ¿sabes ordeñar? Le dije si. Son 30 vacas me dijo, no importa le dije, sin saber que mi patrón era un excelente boxeador de la Ciudad de México".
El era Evans "El Vaquero" de Caborca. "Ahí empezó todo. Lo veía entrenar y me gustó. Me dijo que probara. Me puso a un rival de medio pelo. Desde niño era peleonero, por un dulce le pegaba a cualquier chamaco. El día que iba a pelear me dio fiebre y no fui. Coyón me dijo el patrón. Si no peleas te corto el trabajo, me dijo. Y para castigarme me consiguió un peleador duro. El primer round me pegó. Al segundo le di un derechazo y le saqué la clavícula por la espalda. Salté del ring y huí a mi casa, me asustó mucho. De ahí cada sábado peleaba. De mi carrera con 137 peleas, gané 130, tengo 2 pérdidas por nocaut y cinco por decisión. De los de mi peso (gallo) no hubo peleadores rivales. Siempre fui gallo, me mantuve en 53 kilos".
Recordando que fue joven impetuoso, recomienda a los jóvenes que están empezando a hundirse en los vicios, que han perdido el rumbo, los anima a practicar un deporte, "cualquier deporte es bueno, a la juventud les pido con el corazón abierto, lleguen a cualquier gimnasio y yo estoy segurísimo que cualquier entrenador los recibe, que no tengan temor, algunos tienen temor acercarse porque pues nunca lo han hecho verdad, pero el día que lo hagan ellos saldrán de dudas. Yo aquí en Puerto he sacado a 3 jóvenes perdidos en los vicios y los he hecho campeones".
"La gente me quiere mucho", agrega y es verdad. Por eso su sobrina cuando sale a invitar a los visitantes a que coman en la palapa "Las Hamacas", dice "La del Changuito Ulloa".
En Tonalá es muy querido y reconocido. "Cuando me castigó la Comisión de Boxeo, hacía yo funciones de box en las comunidades, pero ese dinero de la entrada yo se la daba a una familia humilde, pobre, que tuviera enfermos y ese dinero le servía para su medicamento", cuenta.
"Con eso le agradezco a Dios que me da esa oportunidad de vivir y ayudar. Sí pues, hago una buena labor, definitivamente. Hace poco hice otra función. Me vinieron a ver para una función de box, porque tenían que comprar unos equipos de estudios para que no salieran a otro lado. Les quedó 40 mil pesos y compararon dos equipos.
Es por eso que en dos sexenios ha sido nombrado agente municipal de Puerto Arista. La última vez fue el 2008.
La charla termina con el desfile de cinturones, cuadros y reconocimientos, así como publicaciones que Juan "Changuito" Ulloa guarda celosamente.
La comida, unas mojarras fritas, fue exquisita. Pero la charla fue el postre delicioso.
El tiempo detenido, sigue su marcha, al compás de las olas encrespadas que siguen tratando de romper el límite de la playa, las palmeras siguen meciéndose tímidamente y la arena que cubría nuestros pies queda atrás, como los recuerdos de Juan "El Changuito" Ulloa.
Paso frente al faro y ya en el hotel, diviso la palapa de "El Changuito" Ulloa. El es campeón sin corona. Tuvo 137 peleas como boxeador profesional. Sólo dos veces probó la lona. Ganó 130.

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