El bloqueo a la vía persiste, porque persisten el riesgo y el peligro de un derrumbe en el tramo dañado por el sismo de 8.2 grados. Pero muchos no lo entienden y pocos acatan la disposición de los agentes viales y de seguridad en el lugar. Es más, les echan el carro y los insultan.
Con las primeras horas de este domingo, comenzaron a llegar las primeras personas de un lado y otro, en la carretera Tuxtla-Copoya.
Primero uno, luego dos y tres, cuatro, cinco colectivos. Unos del lado sur (Copoya), otros del lado norte (Tuxtla). Unos llevaban y otros traían pasajeros.
Las personas comenzaron a caminar. Mujeres, hombres, jóvenes, señoritas, niños y ancianos, todos caminaban hacia abajo o hacia arriba. Era alrededor de las 9:00 horas y el número de peatones se incrementó.
Al intentar preguntar su sentir a los transeúntes, éstos señalaban su reloj. Estaban con prisa.
Algunas madres llevaban a sus bebes en brazo. Cuestionadas al respecto, sin detenerse, mientras avanzaban para tomar sus colectivos, indicaron que ojalá pronto quede el camino alterno que se construye.
“Son como 200 metros, es poco, pero cuando llueve, o el sol o de noche, pues ya es complicado e inseguro caminarlo”, comentaron las féminas.
A un lado del camino, un grupo de personas sostenía una lona que dice. “Con recursos propios se construye la vía alterna”. La máquina que abre el camino es rentada, dicen. El gobierno incumplió lo ofrecido.
Y si están molestos los peatones, más enojados se ven los automovilistas porque los detienen los policías.
Una camioneta avanza y pasa el primer filtro policiaco. Pero una mujer policía lo detiene más adelante. Y lo infracciona.
Otro automovilista aprovecha y se mete al áreas de peligro. Al verlo, la mujer intenta detenerlo, pero el conductor acelera, le echa el auto. Y encima le lanza improperios.
Una camioneta roja llega, el conductor es un agente de la Fiscalía General. Va a un reporte de una persona muerta en Coposa. Atrás va la carroza fúnebre. Los dejan pasar. También pasan la patrulla y hasta el carro de la funeraria. Los automovilistas se enojan. “Por qué ellos sí y nosotros nos”, dicen.
Y se meten a la mala.
Al ver el peligro para automovilistas y para ellos mismos, los oficiales cambiaron la estrategia. Decidieron colocar palos y ramas, además sus patrullas atravesadas en la vía. Y no dejaron paso más que para una persona a la vez.
Situaciones desesperantes ameritan medidas desesperantes.
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