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viernes, 20 de abril de 2018

SALUD / Chiapas a un paso de eliminar el paludismo

  • El año pasado cerró con 300 casos. En lo que va del 2018 hay unos 100 en Oxhuc, Pantelhó y Sitalá. Con 25 millones de pesos anuales y unas 450 personas involucradas, en el 2020 podría lograrse la anhelada certificación de la OMS-OPS.



La palabra malaria asusta: está asociada con epidemias mortales. Paludismo, se oye más inofensivo, pero son lo mismo. Al año, según la OMS, este mal cobra la vida de 400 mil personas. Por ello, el 25 de abril fue designado como “Día Mundial del Paludismo”. Chiapas aún no está libre de este flagelo, pero se avanza en su eliminación. “No es para asustarse ni confiarse, sino de sumarse para conseguir la certificación en el 2020” dice el jefe del Departamento de Enfermedades transmitidas por Vectores de la Secretaría de Salud, Abel García Orozco.

Amilcar Pérez Sántiz, de 38 años, se sintió mal, con temblores y escalofríos. Creyendo que era fiebre tomó paracetamol. Era un paroxismo pasajero por dos horas. Pero el mal regresó  a los dos días, ahora con taquicardia, taquipnea, fatiga, sudoración, cefalea, náusea, vómito, dolor abdominal, diarrea, tos. Preocupado el hombre acudió al centro de salud ubicado en la 1ª Poniente Sur de Terán, donde le tomaron la gota gruesa y tras el estudio de laboratorio salió positivo. Tenía paludismo.

Personal de la Secretaría de Salud acudió para darle su tratamiento de cloroquina o primaquina por una semana.

Amilcar venía de Pantelhó, allá fue picado por el mosquito hembra  del género Anopheles, eso se supo después de investigar el origen del mal.

Abel García Orozco, jefe del Departamento de Enfermedades Transmitidas por Vector en Chiapas, dijo que el paludismo en México está reducido a zonas agrestes, y Chiapas  es uno de los principales estados con transmisión. “El año 2017 cerró con 300 casos. Claro que antes  teníamos de 5 mil a 7 mil casos”, informó.

Destacó que en Chiapas, el único foco de paludismo  se ubica en el área de Pantelhó, Sitalá y Oxchuc. En Chalchihuitán hay dos o tres casos, pero en  los tres primeros municipios van unos 100 casos en lo que va del año, señaló García Orozco.

El funcionario detalló que las cuestiones partidistas, religiosas, y por ser hasta simpatizantes del EZLN, no quieren saber nada de servicios de gobierno y eso afecta el programa.

“Hallamos a un niño enfermo y el papá se negó  a que le tomáramos la gota gruesa”, dijo.

Alfredo Ramírez trabaja como personal operativo de campo en el departamento de Enfermedades Transmitidas por Vector y ha vivido en carne propia el rechazo de la gente.

“Muchos cierran la puerta de su casa al vernos. Ahí vienen los ‘mata gato’ dicen y hasta nos corren. Es que se quedaron con la idea antigua de cuando usábamos DDT. Ahora ya no se usa, sino sustancias que van directamente contra el mosquito, pero no daña al humano ni a sus mascotas” explica. Pero el estigma persiste entre la gente que desconoce los cambios.

Y es que en 1998 México se certificó sin uso del DDT. “Yo estuve ahí”, dice García Orozco.  Ahora la Cofeprise, la OMS y la OPS regulan el uso de insecticidas. De hecho el listado se modifica cada año.

Alfredo Ramírez es parte de las 450 personas de campo que combaten y previenen el paludismo, entre elementos operativos y jefes de sector. Para prevenir el Dengue hay mil 200 personas. Cada año, la Secretaría de Salud de Chiapas destina 25 millones de pesos para compra de medicamentos, personal de campo, viáticos, pasajes, combustible, entre otros.

“Con este recurso se trabaja cada año,  el programa es tan noble que aunque todo se encarece, se sigue trabajando y alcanzando las metas con el mismo recurso”, dice Abel García.

Con ese recurso se bloqueó el paso del paludismo en la Frontera Sur, en los más de 660 kilómetros. En el Soconusco no hay un solo caso a pesar de que en Guatemala  en 2016 cerró con más de 13 mil casos, confirmó el funcionario de salud.

Esto no se ha podido conseguir en Pantelhó, Sitalá y Oxhuc por sus ideologías, reiteró. “Les damos pabellones rociados con insecticida, pero los venden y quedan desprotegidos durante la noche,  cuando el mosquito transmisor del paludismo actúa porque es nocturno”.

Cabe destacar que a diferencia del Aedes Aegipti, el Anopheles no se desarrolla en tapas y botellas. Los anophelinos están en arroyos y agua cristalina, pero estancadas, aunque le llegue sol. En Chalchihuitán el programa se llama ECAS (Eliminación de Criaderos Anofelinos).

En Tuxtla se aplica el “lava y tapa” porque al tapar tinacos o tanques ya no se desarrolla el mosquito. En panteones también se pueden desarrollar, pero no en floreros porque el Aedes los acapara y no les permiten desarrollarse a los Anopheles, explicó Abel García.

Benjamín Peña, coordinador de Control Larvario de la Secretaría de Salud, acompañado de una cuadrilla, limpiaba y abatizaba en el panteón Jardín San Marcos de la capital chiapaneca, donde hay pozas con agua estancada, que podría favorecer la proliferación de Anopheles. “Lo hacemos cada tres meses”, dijo.

“El trabajo es arduo, constante.  Chiapas trabaja de la mano con Centroamérica, para que toda Latinoamérica sea certificada en la eliminación del paludismo”, subrayó Abel García.

Por el momento México y Chiapas, están en la fase de pre eliminación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) empezarían a evaluar a México el próximo año (2019), dijo Abel García. La anhelada certificación podría llegar en el 2020.

Al respecto, Margarita Aguilar Ruiz,  oficial de Cooperación OPS/OMS, dijo que más que evaluar, la Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud están en proceso de cooperación técnica para fortalecer las estrategias de las Redes Integradas de Servicios de Salud Locales.
Así, en el marco de la salud universal y nacional, la OPS en México y Chiapas mantiene estrecha vinculación con asesores internacionales y nacionales, incidiendo en los determinantes sociales de la salud como la vivienda y el entorno.

La malaria sigue matando gente en África, Asia y Brasil. El paludismo en México cobró su última vida en 1982, en Oaxaca.

Malaria y paludismo son lo mismo. Siguen matando a miles en otros países, pero no es para alarmarse, tampoco para confiarse, pero sí para sumarse y llegar  a la fase de eliminación en el 2020.

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