SAN ROQUE / La jícara lució vacía y oxidada

• La “Jícara más grande del mundo" fue prestada, dejada a la intemperie, se oxidó, agrietó y al ser reparada con material tóxico, se atentaba contra la salud de los invitados. El pozol finalmente se preparó en tinas y se sirvió en  jarras de plástico.

El sol no quería salir, como avergonzado de que el emblema mundial de Chiapas esta vez fue exhibido en la plaza pública de San Roque como el monumento al descuido. La “Jícara más grande del mundo" fue prestada, dejada a la intemperie, se oxidó, agrietó y al ser reparada con material tóxico, se atentaba contra la salud de los invitados. El pozol finalmente se preparó en tinas y se sirvió en  jarras de plástico.

Los niños juegan a la lucha en el ring que espera la función de lucha libre de la MMB. Empiezan jugando y luego dos de los menores se golpean de verdad. El sol intenso del mediodía los encendió y quizá el coraje de ver la jicarota vacía.

Los visitantes llegan uno a uno a la cancha de usos múltiples en el barrio San Roque. Se acercan a la monumental jícara, la observan y al verla vacía se desconciertan. No saben si el pozol ya acabó o si aún lo van a preparar.

Al ver la fila de personas que esperan con su vaso de unicel vacío, se suman y juntos reciben un delicioso, refrescante pozol. Todos piden de cacao. Más tarde, a las 13:45 horas, solo quedará blanco.

El sol está en su cenit, por lo cual muchos buscan la sombra de los árboles en las gradas.

Parachicos avanzan sobre la 2a Sur y al llegar a la 4a Oriente enfilan a la parroquia. Pasan por la cancha y la música de tambor y carrizo se mezcla con la de la marimba Santa Cecilia del Ayuntamiento que toca una de sus últimas piezas.

En el trayecto de los parachicos, apenas se lanzaron cinco cohetes. Es que hubo pocos recursos, explica Mónica García Acevedo,  tesorera del Patronato de la Feria de San Roque 2018.

La fiesta comenzó el día 14, el mero día de San Roque fue el 16 de agosto. Concluye el 24, día de San Bartolomé.

“Este día habrá show de payasos, función de lucha libre de la MMB (Tuxtleca) y toca el hijo de Vicente Herrera (en el escenario proporcionado por Jorge Sánchez Méndez), explica García Acevedo.

Todo es gratis para los asistentes, pero para los organizadores tuvo un alto costo. “Se boteó entre vecinos. Por la transición, el gobierno (municipal y estatal ) no apoyó. Unos donaron en especie”, aclara mientras suena la música tropical.

Al voltear hacia la jícara vacía, Mónica explica que este año no se llenó para cuidar la salud de los invitados. “Tiene un deterioro, le hicieron un arreglo, pero en vez de ayudar afectaron, porque le pusieron fibra de vidrio.

Es que, dice, la jícara fue prestada a Copoya. Al parecer la dejaron a la intemperie. Presentaba golpes y fisuras. En un intento por arreglarla le pusieron fibra de vidrio y ésta se estaba desprendiendo, lo cual es nocivo para la salud.

Un rápido vistazo a la jícara permite corroborar lo dicho por Mónica. Hay óxido en tornillos y parte del enorme recipiente.

“Por eso se hizo en tinas. Buscamos patrocinio que ayude a pagar más de 25 mil pesos, el costo de la reparación”, enfatiza Mónica mientras sirve un poco de pozol, que a estas alturas ya está tibio por el intenso calor tras la entrevista a 40 grados.

Sobre las gradas, a un lado de la carpa, están unos 150 garrafones, más de dos mi 850 litros de agua para el pozol. No se hizo todo. Faltaron tinas. De haberlo hecho en la jícara que ostenta el récord Guinnes, hubieran sido insuficientes. Se requería cinco mil litros.

Los reporteros hacen rápido su entrevista, fotos y se marchan con un vaso de pozol banco. El de cacao terminó en una hora. La nota será local, nacional y mundial. La “Jícara más grande del mundo" lució vacía, fisurada y oxidada. Un descuido provocó la afrenta proporcional al tamaño del recipiente.