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domingo, 16 de septiembre de 2018

PERSONAJE / Pamela, vocera de la VII Región Militar


  • La mujer soldado nace precisamente un 16 de septiembre del 2012, con el adiestramiento básico en el CACIC de Chicoasén.


Pamela Guadalupe Pinto Castillo, es una mujer que dio la talla sin problema para integrarse al Ejército. Sin obstáculo alguno, dio la entrevista y así como se abre la puerta de la VII Región Militar para que la ciudadanía conozca sus actividades, ella abre la puerta de su vida para que conozcan al ser humano detrás del uniforme militar.

Extenuada por el desfile de este 16 de septiembre,  Pamela recuerda que fue justamente un día como hoy, cuando se concentró en el Centro de Adiestramiento Individual Combatiente (CACIC) en Chicoasén. Allí dejó su vida civil y su impuntualidad atrás y comenzó a forjarse la mujer militar con valores como abnegación, patriotismo, respeto, honor, disciplina, entre otros.

Pamela nació el 29 de octubre de 1987, en Reforma Chiapas. Estudió Comunicación en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Hija única, de padres separados, tuvo más hermanos. Es soltera.

A sus 31 años es soldado y vocera auxiliar de la VII Región Militar. Un día (mayo de 2011) vio el anuncio en el periódico: solicitaban una mujer comunicóloga. Su tío, que es militar, la animó a probar suerte y se presentó en la 30 Zona Militar, en Tabasco.

Tuvo que pasar cuatro pruebas, junto a 70 mujeres, antes de ocupar una de las tres vacantes. Primero tenía que dar la talla. Pamela no tuvo problemas, pues mide 1.72 metros. Su peso (índice de masa corporal menor a 25) tampoco fue problema.

Siguieron las pruebas física, sicológica y de conocimiento general.Y cuando creyó que no había quedado seleccionada, el reclutador la llamó por teléfono. 

Venía lo más difícil con el adiestramiento básico al que debe someterse todo aspirante a integrar el Ejército. Tres meses en el CACIC de Chicoasén. El inicio fue justo el 16 de septiembre del 2012, tras causar alta el 16 de agosto del mismo año.

Allí la mujer impuntual, que gustaba de ir al cine, estar con los amigos, tenía que levantarse a las 4:30 de la mañana, hacer limpieza, ir al comedor a las 6:00, a las 7:00 honores a la bandera. El resto del día aprender legislación militar, valores, derechos humanos,  hacer deporte, seguido de la   Academia para aprender orden cerrado, arme y desarme hasta las 10 de la noche.

El sábado era libre y debía regresar el domingo  a las 9 de la noche al “internado”. Pamela ocupaba el día libre en descansar o ver un rato a su mamá o abuelitos. No había tiempo  para amigos ni el novio.

Ya dentro del Ejército se percató que no es como muchos piensan, pudo ver que tras esas bardas hay mucha labor social que la mayoría desconoce y que detrás de los uniformes y grados hay auténticos seres humanos.

“Muchos no saben que el Ejército brinda un instructor a las escuelas para banda de guerra,  que hay un programa de reforestación, que hay jornadas itinerantes (pintan chaponean, cortan pelos, consultas médicas). Muchos creen que los militares son de temer y no es así, pueden y deben saturados en las calles, son amigables y seres humanos como todos”, dijo.

Esto lo comprobaron en 2013 cuando aplicaron el Plan DN III en Tabasco. “Entramos al  agua fría para ayudar, la gente se puso contenta, los niños felices y  muy felices regresamos al ver el reconocimiento de la gente”.

Ser militar es muy sacrificado, a veces andas todo el día sin desayunar si te toca labor social, apenas con una fruta o atún, se sacrifica a la familia, pero eso es el valor de la abnegación que nos enseñan, anteponer el bien común de la nación por sobre todo, incluso la familia o el bien personal”.

De pequeña,  Pamela siempre quiso ser comunicóloga. “Me decían cállate, es que hablas mucho.  Además soy muy mala para las matemáticas”, dice sonriendo.

Le ha tocado trabajar con el General Luis Crescencio Sandoval en la 30 Zona Militar, en Tuxtla con el General Brito y ahora con el General Carlos Ramón Carrillo del Villar. Cada uno es diferente y se adapta a cada cambio.

“Los veía con respeto, pero temor a la vez”, dice. Ahora los respeta, pero no tiene miedo. Y así debe ser con todo ciudadano: “Conózcannos, salúdennos”, pide.


Para los que creen que una mujer entre hombres corre peligro, aclara que no hay tal cosa, al menos no dentro del Ejército. “Hay igualdad y equidad de género.  Les dicen que somos muchachitas y que deben cuidarnos, que  recuerden que tienen hermanas”.

Al mencionar que hay  mujeres en todas la áreas de la VII Región Militar, Pamela celebra que hayan en las oficinas, guardia, Policía Militar, destacamentos especiales como Artillería: ya hay una batería con 90 mujeres y en el  Batallón de Ingenieros de Combate (BIC) se están creando baterías de 90 mujeres. Ya van 60, dice.

Su primera arma y su primer “amor” fue un G3. “Nos dijeron que para las mujeres era nuestro esposo y para los hombres su esposa”, recuerda sonriente Pamela.

Para concluir la entrevista, Pamela responde honesta y en un segundo a las preguntas sobre asociación de ideas.

México - Nación. 
Chiapas - orgullo.
Ejército - compromiso.
Valores - familia.
Esposo - amor. 
Igualdad - género.
Patria - respeto
Independencia- libertad.
Padres - amor. 
Hijo- (sonríe) en proyecto.
Pamela- mujer.

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