AYÚDALOS / Familia “aplastada” emocional y económicamente

• Un enorme árbol cayó sobre su local,  la única fuente de ingresos que Martha y su hija Erika, discapacitada, tienen. Dos nietos que dependen económicamente de las mujeres desamparadas, también sufren las consecuencias.

Una mujer llora la pérdida de su local, pues eso implica perder la única fuente de ingresos que ella y su hija discapacitada tienen. Dos nietos que dependen económicamente de las mujeres desamparadas, también sufren las consecuencias. Todos podemos ayudar a la familia en apuros.

Martha Vázquez León, de 62 años de edad, llora desconsolada. Da de vueltas alrededor de lo que fuera su local de comidas. Mientras en lo alto del árbol de flamboyant, un elemento de Protección Civil Municipal hace rugir el motor de la motosierra.

Uno de los dos árboles sembrados a la vera del camino en el libramiento Sur, frente a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se arrancó de raíz. Se pudrió en la base y más de 300 kilos cayeron sobre el local de lámina.

Ese local fue construido desde hace más de 27 años, cuando Martha llegó a vender comida a los policías estatales. Eran buenos tiempos. Ahora “ya casi no hay venta, ha bajado mucho el negocio, apenas me da para la comida”, dice Martha mientras mira su local destrozado y vuelve a llorar.

Los vecinos y policías la miran tristes y quieren ayudar. Martha necesita ayuda. Es que sufre diabetes y recién le detectaron varios quistes que deben ser operados. Cuando ella se pone mal, su hija, Erika Paola, es su brazo derecho y trabaja por ella.

Erika es discapacitada, pero da su mejor esfuerzo para ayudar a su madre. Juntas han velado por los dos niños que la vida les regaló. Uno va en segundo de secundaria y el otro en tercero de primaria.

Al no tener fuente de ingreso por el local destrozado, la familia completa sufrirá, pero más los niños que a diario necesitan dinero para el pasaje y los útiles escolares.

“Voy a tocar puertas”, dice Martha, refiriéndose al Ayuntamiento, a Protección Civil, a alguna empresa refresquera, para que le den apoyo y reconstruya su  local.

Pero Martha sabe del gran corazón de la ciudadanía y por ello toca a la puerta de sus corazones. De usted y yo depende si se abre o no.

El enorme árbol por fin es troceado. Uno más que sigue en pie corre el riesgo de caer, también, por lo cual se debe atender la petición de Martha.

Habrá mucha leña, pero Martha requiere más que eso. Necesita palabras de ánimo, un abrazo, pero sobre todo recursos para volver a empezar.

Mientras se enjuga una lágrima, Martha pide apoyo y comprensión. Todos podemos aportar un granito de arena para reconstruir el local. Todos podemos ir a consumir algo de lo que Martha y Erika venderán cuando su local esté reconstruido.

PARA AYUDAR

Contactar a Martha Vázquez León, al teléfono 961 1113847.