PERSONAJE / ROSA CON FRAGANCIA PERENNE

* La mujer sonríe, a pesar de que enviudó hace siete años y que uno de sus tres hijos sufre parálisis cerebral desde hace 14. Es feliz con lo que tiene... Felicidad cual fragancia continua.

Ella es viuda desde hace siete años. Él, sufre parálisis cerebral desde hace 14, desde su nacimiento. Ambos se aferran a la vida y para sobrevivir buscan la ayuda de sus hermanos, hombres y mujeres, chicos y grandes que son capaces de ver más allá de sus necesidades personales y generosos ven la necesidad de los demás. Ella es Rosa, él José Luis.

Con puntualidad inglesa llegan al lugar  que se ha vuelto su segunda casa: la Calle Central, entre 3a y 4a Sur de Tuxtla Gutiérrez. Ellos no temen ser echados por los fiscales. No venden nada, solo regalan sonrisas y pacientes esperan alguna moneda.

La mujer acomoda la pequeña silla cama de rueda. Un niño de unos ocho años de edad, coloca el freno del aparato y acomoda al pequeño que se removió con el zangoloteo por los baches de la Calle Central.

Colocan la pequeña jicarita celeste sobre la silla y esperan. Transcurren 10 minutos y cae la primera moneda: es de 2 pesos.  Rosa sonríe. Pero la sonrisa no fue a raíz de la dádiva. Ella sonreía desde que llegaron. Y junto a ella, los otros dos niños, sus hijos.

Rosa, ataviada con una blusa color rosa, como su nombre, con las mejillas chapeadas por el frío, dice ser de San Cristóbal de Las Casas. José Luis, el niño que yace sobre la silla, tiene 14 años. Parece de 5. Es que sufre de parálisis cerebral desde que nació.

Han sido años interminables, por la tormenta de la adversidad, por los dardos agudos del dolor propio y de la familia. Por las carencias de lo más básico. 

José Luis es el primógenito de los tres hijos que Rosa tuvo con su esposo. El impacto sobre el esposo por la condición de su hijo, fue muy fuerte. Luego vinieron dos hijos más.

"La vida era dura, pero mi esposo se esforzaba por apoyar a su familia. Pero murió hace siete años y la situación empeoró", dice Rosa. El cielo azul de su sonrisa se nubla con el doloroso recuerdo. José Luis lo percibe y se pone triste también.

Rosa mira la silla de ruedas y confiesa que le costó mucho conseguirla, pero finalmente la luz al final del túnel llegó  en Venustiano Carranza. Allí la apoyaron.

Hace cuatro meses arribaron a la capital chiapaneca, para buscar una mejor oportunidad de vida. En la mañana  Rosa cuida de sus hijos y hace de todo para ganar unos pesos.

Por la  tarde, de 16:00 a 20:00 horas, acude a la Calle Central, entre 3a y 4a Sur de Tuxtla Gutiérrez, afuera de la zapatería 3 Hermanos, frente al mercado público, para pedir ayuda. 

El segundo apoyo llega por conducto de quien se detiene para ayudarla y entrevistarla. Rosa sonríe feliz y acepta que la historia de José Luis se publique para solicitar ayuda.  

Una mujer de la tercera edad se detiene al ver la escena, abraza, anima con palabras motivacionales a Rosa y le da unas monedas. La nube negra de la tristeza que momentáneamente se había posado en el cielo azul de Rosa se disipa y vuelve la luz del sol del entusiasmo. Rosa sonríe y con ella José Luis. Es alegría sin parangón. Su familia de sangre está lejos de ellos, pero se sienten queridos, apoyados por gente que sin ser su pariente se identifica con sus necesidades y generosa las suple en la medida de sus posibilidades.

La breve charla termina, no así la sonrisa de Rosa y José Luis: Son felices. Valoran lo que tienen, sin acongojarse por lo que les falta. Rosa nos da el número de teléfono 9612781235. su celular es el más humilde. No tiene watsap. Si alguien desea ayudarla fuera de los horarios en que se encuentra en la dirección otorgada, puede contactarla para verla en otro lugar.

Muchas gracias por su ayuda: sea en efectivo, especie, o con un abrazo y palabras de ánimo.