El largo brazo de la justicia lo alcanzó y más pronto de lo que él se imaginó. No hay crimen perfecto. Los indicios y las cámaras contribuyeron a que el trabajo policial rindiera frutos. Y aunque le apodan “El Charmín”, porque es muy “higiénico” para cometer sus fechorías, esta vez lo hecho fue algo sucio. Dejó huellas y ya fue atrapado.
La noche del jueves 18 de marzo, Indalecio Domínguez Reyes, quien era cabo de la Base Aérea Militar número 6 de Terán, Tuxtla, llegó a la tienda Oxxo ubicada en la 2ª Oriente y 1ª Norte de la Delegación Terán. Pasó frente a la parroquia de Santa Cruz y se persignó. Sentía algo raro en su interior. Siendo joven y valiente, percibió un temor que lo sobrecogió. Entró a la tienda y al salir, fue abordado por dos individuos. Uno de ellos le pidió dinero: era Alejandro “N” (a) “El Charmín”. Indaleció se negó a dar lo pedido. Y comenzó la riña callejera.
Aunque hábil, el cabo tropezó y cayó hacia atrás. El golpe en la cabeza lo aturdió y no pudo levantarse para defenderse. “El Charmín”, de 28 años de edad, aprovechó la ocasión y despiadadamente siguió golpeando en la cabeza al joven caído. Y presuntamente esos golpes le provocaron la muerte al militar.
“El Charmín” fue capturado inicialmente por posesión de marihuana. Posterior a su captura se cumplimentó una orden de aprehensión por el delito de homicidio en agravio de Indalecio Domínguez Reyes.
Alejandro “N” fue puesto a disposición del Juez de la causa e ingresado al Centro de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS) número 14, “El Amate”, donde enfrentará el proceso en su contra.
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