TUXTLA / Por 60 pesos pasajeras ebrias vomitan y orinan a bordo de un taxi

 

Emmanuel mira el sillón trasero, las portezuelas y la alfombra de su taxi, lanza un suspiro en el que mezcla su enojo, fastidio y resignación. Las pasajeras que abordó y dejó hace unos minutos, orinaron y vomitaron a bordo de la unidad. Cobró 60 pesos y gastó una hora en lavar el vehículo. Tiempo y dinero perdido. “No me di cuenta que estaban ebrias hasta que iban a bordo”, dijo.

 

Emmanuel conduce un taxi del sitio OCC. No hay muchas oportunidades de empleo y como trabajador del volante sustenta a su familia. Con la pandemia y crisis económica el pasaje se ha reducido sobremanera. A veces llega a casa con 200 pesos, otras veces solo con  50. Anoche fue uno de esos turnos para el olvido.

 

Mientras avanzaba por las calles de la colonia San Pedro Progresivo, dos mujeres le hicieron la parada al taxi de Emmanuel. Feliz por agarrar un pasaje, el joven las subió. Las mujeres iban muy platicadoras, pero su voz denotaba su grado etílico en la sangre.

 

En el trayecto hubo dos “accidentes” a bordo del taxi de la OCC. Uno fue visible para el chofer; el otro, no. Las mujeres vomitaron sobre la alfombra del taxi y en las portezuelas. Emmanuel lo notó, se molestó, pero no pudo evitarlo. Bajó a las pasajeras en la 2ª. Norte entre la 8ª. y 9ª. Poniente, en un domicilio donde venden hojuelas, cerca del Parque de la Marimba.

 

Al quedar libre el sillón trasero, para su desagradable sorpresa, el taxista se percató de que estaba orinado. Y lanzó un nuevo suspiro de rabia contenida. Así no podía seguir trabajando. Ahuyentaría el escaso pasaje. Se dirigió a casa y lavó la unidad. Más de una hora en que perdió tiempo y dinero.

 

“Hay taxistas malos, pero obviamente no todos salimos a trabajar con malas intenciones. Algunos solamente queremos ganarnos el pan de cada día, pero la gente piensa que todos somos unos c…”, dice a este medio.

 

“Uno cumple con su obligación de llevarlas bien a sus destinos, pero a veces la gente por pagar el servicio cree que puede hacer y deshacer a su antojo las unidades”, agrega.

 

“Lo único que pedimos es que sean los usuarios lo más educados posibles, así como respetuosos con nuestro oficio. Por favor respeten y valoren a los que los llevan con bien a casa, sin importar los días, horarios y adversidades que se puedan presentar en el camino, uno siempre estará ahí por qué al final de cuentas uno también necesita de los usuarios para poder comer”, concluyó.