LA DIFERENCIA / Las flores hablaron: miles para Diana, cientos para Isabel II

Amaban a una por cercana y altruista, repudiaban a otra, por severa y lejana a la gente.

Carlos III abre los brazos y encoge los hombros mientras voltea a la concurrencia que guarda silencio a su paso. Mira las flores colocadas en honor a la Reina Isabel, fallecida, y percibe la abismal diferencia entre las ofrecidas a la princesa Diana. No hay parangón con lo que sus ojos contemplaron 25 años antes. La razón, la conoce de sobra. Tiene ante sí la disyuntiva: gobernar como Diana o como Isabel II.

Y si las flores pudieran hablar...pero esta vez hablaron. Dijeron lo que miles de labios callaron por temor. Gritaron a los cuatro vientos "no a la realeza que se sirve del pueblo," sí al gobierno que sirve y piensa en el bienestar de los gobernados". Esa fue la diferencia entre Diana e Isabel, y las incontables ofrendas florales para aquella y las muy pocas para ésta.

Carlos III avanza, ya como emperador de Reino Unido. Señala un arreglo floral, se rasca el mentón, voltea a la concurrencia y encoge los hombros como preguntando "¿por qué?" y a la vez resignándose. A su lado, Camila, tampoco parece entender. El mensaje es claro. La diferencia entre las flores para Diana e Isabel II, es gigantesca. El pueblo premia y el pueblo castiga.

Diana, princesa de Gales, también conocida como Lady Di, fue una activista, filántropa y aristócrata británica, primera esposa de Carlos, príncipe de Gales, heredero de la Corona británica, con quien tuvo dos hijos, Guillermo y Enrique.

Diana gozó de Inmensa popularidad y estima entre los británicos y más allá de sus fronteras. Su carisma y simpatía le granjearon la aceptación popular.

La muerte de Diana de Gales ocurrió en las primeras horas del 31 de agosto de 1997, cuando Diana Spencer perdió la vida a causa de las heridas producidas en un accidente automovilístico. Transitaban por el túnel del Alma, en París, Francia. Su compañero sentimental, Dodi Al-Fayed, y el conductor del vehículo, Henri Paul, murieron en el acto.

Algunos medios, como la BBC, afirmaron que la conducta errática de los paparazzi que perseguían el automóvil contribuyó al accidente. En 1999, una investigación en Francia halló que Paul, quien perdió el control del coche yendo a gran velocidad bajo los efectos del alcohol y de medicamentos con prescripción médica, era el único responsable del siniestro. Diana recién había cumplido 36 años un mes antes.

Un mar de flores fue formado a las puertas del Palacio de Kensington en homenaje a Diana de Gales, el 1 septiembre de 1997. Caminaron entre ellas Carlos, sus hijos Guillermo y Enrique, y sus padres Felipe e Isabel II, la reina. Luego de casarse en 1981, Carlos y Diana se divorciaron en 1996, un año antes de la tragedia. La reina se mostró impávida como una roca. La gente no perdonó ese desdén a Diana. La reacción fue fría por la muerte de la nuera no amada. Era otra la candidata para ser la esposa de Carlos.

Obligada por la circunstancia, la reina Isabel II tuvo que reconocer públicamente ante medios televisivos, la gran labor de Diana, su nuera extinta. Sin embargo fue un mero protocolo.

La reina no cambió su sentir por Diana, tampoco por el pueblo, que al poner en la balanza a Isabel y a Diana, vieron a la primera severa, inaccesible, lejana a la gente. Sólo se dirigía al pueblo una vez al año: en Navidad. Diana, en cambio, en lugar de alzarse y crear terror o desazón, repartió simpatía y bienestar para el pueblo. Era de izquierda.

Camila Parker, el amor de toda la vida del rey Carlos III, se cree fue quien dividió al Reino Unido.

Con el ascenso de su esposo al trono luego de la muerte de la reina Isabel II este jueves, Camila se convirtió en reina consorte y asumirá un papel nuevo y más destacado junto al rey Carlos III.

Desde que ella y Charles se casaron en 2005, Camila ha trabajado arduamente como miembro de la realeza senior, apoyando a Carlos y defendiendo organizaciones benéficas que ayudan a mujeres y niños. Pero a muchas personas les resulta difícil olvidar o perdonar su larga relación y el dolor que le causó a Diana.

Por eso las flores enviaron el mensaje contundente. Para Diana hubo miles de ofrendas florales, llantos y aplausos. Su recuerdo sigue vivo. Miles anhelaban que ella reinara.

Las escasas flores, el silencio sepulcral para Isabel II, fueron un castigo para la reina severa, lejana, inaccesible.

Carlos percibió la gran diferencia entre el recorrido del 1 de septiembre de 1997 y el del 9 de septiembre de 2022, pero sus hombros encogidos denotan que no ha entendido el mensaje de las flores. Tiene ante sí la disyuntiva: gobernar como Diana o como Isabel.