PERSONAJE / Ameniza baile para ser ingeniero

• Fabián baila sobre zancos en el Parque de la Marimba, desde hace 10 años. Así paga sus estudios. Está por graduarse en la universidad. Exhorta a jóvenes a estudiar o trabajar, pero a ser el mejor en lo que hagan.

Pasa tres horas diarias mirando a la gente desde arriba,  a metro y medio, pero su actitud es de humildad y servicio. Baila, divierte, anima, abraza, consuela y hace feliz a otros. En consecuencia recibe lo mismo y ademas un exiguo apoyo económico que le ha permitido pagar su carrera de Ingeniería Mecánica. El es Fabián, de 26 años de edad. Tres “motores” lo llevan cada noche al Parque de la Marimba donde es el “arlequín amenizador”.

Fabian Antonio Velasco Gómez es alto, delgado, afable y amable.  De sus 26 años de edad, 10 los ha destinado a bailar en el Parque de la Marimba, trepado sobre zancos.  Eligió el personaje arlequín, que llega con su traje de gala para amenizar el baile de 18:00 a 21:00 horas, todas las noches.

Es feliz con su trabajo, dice, y se nota en su amplia sonrisa. “El  baile me permite convivir y desestresarme. Viene gente de todos lados”, sostiene el joven.

La música de marimba en vivo inicia y Fabián corre a la pista. Baila bien, incluso se agacha de vez en cuando. Al concluir la pieza, recorre los pasillos para pedir el apoyo voluntario de la gente. Algunos le dan una moneda. Fabián  la deposita en una mochila que está atrás de los marimbistas, en el kiosco. “Muestro mi arte y pago mi  estudio”, refiere.

Fabián estudia Ingeniería Mecánica Automotriz en la Universidad Maya. Ya casi termina, cursa el último cuatrimestre. “Sueño con poner mi propio negocio. Antes agarraré experiencia”, explica sonriente.

Fabián disfruta convivir con la gente. Visitantes locales y nacionales que vieron a Fabián en la transmisión del Canal 10,  lo saludan. Llegan personas de la tercera edad y discapacitados que se ponen felices cuando el arlequín amigable les baila. “Eso y las pocas monedas que me dan son mi mejor pago”, asegura.

El baile mantiene a Fabián sano, al quemar muchas calorías. Es delgado y alto. Trepado sobre zancos que miden 1.30 metros, Fabián luce mucho más alto, pero se agacha y es capaz de abrazar a una niña. Los  zancos de Fabián fueron fabricados por él mismo. Los adaptó a su necesidad. Hay unos de madera y otros de aluminio. Los de Fabián son de fierro tubular.  “En la base puse más peso para mayor estabilidad y moverme mejor. Cada zanco pesa 7 kilos”, dice. Increíble: Son 14 kilos en total los que carga en sus pies y sin embargo los mueve al compás de una  música movida, durante dos horas. En el aniversario del Parque, el 12 de septiembre, baila hasta siete horas. Termina exhausto, pero feliz.

Antes de subir al zanco, Fabián come, bebe y va al baño, porque una vez arriba ya no puede hacerlo. Para atarse al zanco usa un rollo completo de adhesivo que le cuesta 13 pesos. Tiene tanta experiencia en 10 años, que el arlequín se viste en solo dos minutos.

Mientras da la entrevista apoyado en el barandal del Kiosco, Fabián explica que se ha caído varias veces, se ha quebrado sus zancos. Ha sufrido fuertes golpes. “Para aprender a zanquear hay que caer muchas veces y saber levantarse”, dice. Y en la vida con frecuencia hay caídas, derrotas, pero hay que levantarse, enfatiza.

Con la experiencia aprendida, Fabián se mueve en zonas especiales, con precaución, para que en caso de caer no lastime a nadie. Nunca lo ha hecho.

El amor se nota en su mirada cuando dice que está recién casado. Tiene una hermosa hija de un mes de nacida: María José. Así, cada noche Fabián acude al parque de la Marimba con una triple motivación: su hija, su esposa y su carrera. Su esposa estudia enfermería y ya casi termina. Se hicieron novios cuando ella tenía 17 y el 18 años. “Me encanta bailar la canción 17 años”, dice sonriente. Se casaron tras ocho largos años de noviazgo.

A los jóvenes que estudian, Fabián les aconseja que no se afanen por la calificación. “Afuera está lo bueno”, resalta. A los que no estudian, les recuerda que “no siempre se es joven”, que el tiempo pasa y que si no les gusta estudiar elijan un trabajo. “Si van a ser barrenderos que sean los mejores”, exhorta.

A Fabián no lo molestan los celosos fiscales municipales.  Es que no sólo baila en el parque, sino colabora con el  mantenimiento y embellecimiento. Así, invita a todos a visitar el Parque de la Marimba. “Es para todas las edades, antes creían que era solo para viejitos, no es así. La música es universal y no tiene edad”, concluye.