Vecinos de la colonia El Brasilito y el fraccionamiento San Roque de Tuxtla Gutiérrez, viven con zozobra debido al funcionamiento de un bar clandestino que se llama Salón 17, ubicado entra las dos demarcaciones que colindan con el conjunto habitacional de la Zona Militar. Exigen la intervención de las autoridades del ramo.
El portón de la casa es blanco, como los sepulcros blanqueados, pero que por dentro esconden osamentas, putrefacción y gusanos. “Si en los antros legales hay de todo, seguro que ahí adentro han de vender drogas, alcohol adulterado y prostitución”, dice uno de los vecinos entrevistados.
Al lugar se llega siguiendo el Callejón del Brasilito (colonia Brasilito) y casi en la esquina con la avenida Carlos Maciel (fraccionamiento San Roque). El portón permanece cerrado. Hay una ventanita, la cual se abre en cuanto alguien toca la puerta. El vigilante interno decide quién entra y quién no.
El temor de los vecinos es que algunos de los consumidores sean menores de edad. También temen que bajo los influjos de enervantes, sobre todo de noche, los que salen de dicho lugar vayan a atentar contra los peatones, niños que juegan en la calle o contra sus autos o casas.
Por ello solicitan la inspección y verificación por parte del personal del Ayuntamiento, “con el fin de eliminar este foco rojo”.
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