TUXTLA / PERDONADO Y LIBERADO… ¿TRANSFORMADO?

  

 

-      Camínale, primera y última vez que te veo. Otra mamada más y créeme que sin pensarlo y sin previa autorización de la persona agraviada te voy a presentar a la Fiscalía.

La voz del policía suena seria y amenazadora, el joven se pone más temeroso, pero respira hondo… ya ha sido liberado de lo que era una cárcel inminente. Se retira. El agraviado levantó los cargos. Como despedida le dio la mano al oficial y a su víctima y se retiró.

El joven se ve agitado. Respira con dificultad. Tal vez por haber corrido mucho, quizá por el temor a lo que le espera (cárcel), seguramente porque está siendo grabado y teme ser exhibido por su ilícito. Agacha la cabeza mientras textea y evita así la cámara. Pide ayuda. La necesita.

En una llamada le habla a una mujer (negra le dice, quizá su pareja o algún familiar). Me están "entreteniendo. Ya ves que estuvimos trabajando con el conta y estoy detenido por él", asegura. Y da la dirección esperando para  que le lleven ayuda. Andador Los Cocos entre Guanaclaste (sic) y Ceiba. “Sí negra, aquí estoy con el oficial. Me escuchas? Nel es que… iba llevar eso y llevó la lap”.

El ciudadano capitalino caminaba hoy por las calles de la colonia Albania Baja. La vía pública estaba solitaria. Iba ensimismado, pensando  en los avatares de la vida, los golpes, sinsabores que suelen ser la constante y lo hermoso la excepción. Dos meses atrás había sido víctima de un ilícito (dijo después). Un hombre joven llegó a donde estaba, le pidió de favor realizar una llamada a un contacto, pues no tenía saldo. Pero al tener el celular en su mano, el facineroso huyó. Ahora el agraviado soñaba con volver a ver al culpable y recuperar su útil artefacto. Ya tiene identificado al joven. Se llama César, asegura. “El mundo es muy pequeño y algún día lo hallaré de nuevo en Tuxtla”, pensaba.

Y el cumplimiento de su sueño se hizo realidad más pronto de lo que imaginó. Delante de él apareció la imagen del joven buscado. Su cara era familiar y la grabó muy bien en su memoria. Al reconocerlo le reclamó por su celular, por lo cual el acusado comenzó a correr. El agraviado lo persiguió. Lo acorraló en el Andador Los Cocos entre Guanacastle y Ceiba. Y llamó al 911.

Un moto patrullero de la Policía Estatal arribó al lugar y esperó  a que el agraviado decidiera proceder penalmente. Pero eso no ocurrió. “Me pagó un importe y me dejó una laptop a cambio de mi teléfono que me quitó. Lo dejé ir por lástima”, dice el agraviado.

Es que la voz del acorralado y agitado joven se oía lastimera y conmovió al agraviado: “No quiero pues que pase a más, ya gasté mira, no tengo más”.

El policía voltea hacia el agraviado y pregunta “¿Ya le entregaron su lap? Tras la respuesta positiva, el oficial no tuvo argumento para poner  a disposición al detenido y lo dejó ir. Pero le advirtió que la próxima vez lo consignará a la Fiscalía con querella formal o sin ella.

-      Camínale pues, primera y última vez que te veo. Otra mamada más y créeme que sin pensarlo y sin previa autorización de la persona agraviada te voy a presentar a la Fiscalía.

El joven le dio la mano a ambos y se marchó.