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domingo, 20 de junio de 2021

TUXTLA / NIÑA DISCAPACITADA VIVE CALVARIO EN GUARDERÍA


• Renata fue maltratada muchas veces por un niño en el Centro Educativo Mi Pequeño Hogar. Las maestras fueron cómplices por omisión. Mostraron apatía por la víctima, acusó la madre de la menor.


Una madre angustiada narró el calvario de que fue objeto su pequeña en el Centro Educativo Mi Pequeño Hogar, ubicado en la capital chiapaneca. Exige justicia para su niña y alerta a los padres de familia a no ser víctimas del engaño como lo fueron ellos al confiarle su menor hija a dicha institución privada.
La madre de Renata, la víctima, indicó que el pasado 28 de febrero su familia y ella migraron a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con el deseo de crecer profesionalmente y darle un cambio a sus vidas. Sobre todo el clima era benévolo para la salud de su hija mayor, Renata, de seis años de edad.
Reconoció que Renata es una persona discapacitada y padece el Trastorno del Espectro Autista (TEA). “Amamos profundamente a nuestros hijos y por supuesto que procuramos que tengan la atención indicada y con el personal indicado. Recorrimos infinidad de escuelas con la esperanza de que se pudieran adaptar sin complicaciones, Marcelo pues es la primera vez que estaría en una estancia educativa y Renata comenzaría una adaptación en escuela regular, con el fin de poder incluirse de por vida, ya que médica y psicológicamente estaba lista para hacerlo”, dijo.
Indicó que el Centro Educativo Mi Pequeño Hogar, ubicado en la 7ª Sur esquina con 24 Poniente número 2520 colonia Santa Elena, los recibió con los brazos abiertos, prometiendo ser la escuela adecuada para Renata, incluyente y sobre todo con personal altamente capacitado.
“Accedimos inmediatamente, se habló de un plan curricular para que más adelante (quizás en el otro ciclo) Renata retomara actividades escolares ya establecidas para un alumno regular ante la SEP. Creímos en los milagros, creímos en las palabras de una madre, creímos en las sonrisas, creímos como verdaderos estúpidos”, dijo molesta.
Agregó que repentinamente Renata comenzó a tener crisis de ansiedad, miedo, no dormía, comía menos y en múltiples ocasiones salió con moretones que las maestras disfrazaban con "se resbaló, anduvo tan contenta jugando que se tropezó". Los padres lo creyeron porque en efecto la niña aún no tiene una marcha normal como cualquier niño de su edad, aún se tambalea, se tropieza fácilmente. “Por eso creímos todas esas mentiras. Hasta que un día su rodilla estaba literalmente destrozada, su pediatra nos dijo que parecía que un futbolista le dio ese golpe. Nos asustamos, hicimos análisis, eran muchos moretones y unos cada día se hacían más grandes; llegamos a creer lo peor, que era leucemia”.
La madre de Renata indicó que el 25 de mayo fue a recoger a su hija, y la maestra al entregarla platicaba de varias cosas como para que la madre no se percatara de las piernas de la niña. “Cuando pregunté ¿Qué le pasó, me responde diciendo que le había picado un animalito en mi casa y en la escuela le dio reacción".
La madre insistió en que la maestra le dijera lo que pasó con Renata y la maestra repitió lo mismo y su famoso "todo bien con Renata, nos vemos mañana". “Molesta levanté la voz para que me escuchara la directora y cuando ella volteó se impactó de la misma manera que yo, le preguntó a la maestra y ésta respondió lo mismo. La directora me dijo que me enseñaría el video del aula para saber lo que sucedió. Y aquí vino lo más horrible para mí, lo más desgarrador”.
La madre comprobó con sus ojos la manera en la que agredían a su hija dentro del aula, con cuatro maestras (una de ellas pagada especialmente para apoyar a Renata y que nunca se vio ni cerca menos con ella para protegerla). En el video, cuenta la denunciante, “el niño que agrede a mi hija sabe manipular perfectamente a todos los de su mesa para poder lastimar a Renata, cuando alguien se acerca el la abraza y después le jala el cabello como si quisiera trozarle el cuello, le da golpes en su cabeza, le pica con su color la espalda si ella se recarga, la escupe, la sofoca para que no se pueda mover su silla, le lástima la herida que Renata tiene de su operación al nacer, le quita sus lentes, y lo peor viene cuando saca su lápiz se dedica detenidamente a afilarlo y comienza a ensartarlo en las piernas de Renata muchas veces. Ella se para de la silla por el dolor y éste la vuelve a sentar muy sutilmente y cariñoso, como el manipulador que es. En ese momento les juro que no podía continuar viendo lo demás, no podía más con el dolor que me embargaba... Lloré, abracé a mi hija”.
La directora llamó a la maestra para decirle lo que se vio en el video. Ella, que aparece a un lado del niño agresor, solo dijo "¿no será que estaban jugando?”. La madre encaró a la mala maestra. “¡Por Dios! ¿Quién juega de esa manera, qué tiene usted en la cabeza para insinuar que el dolor es un juego? ¿A quién quiere engañar? ¿Quiere continuar viéndome la cara de idiota como lo hizo estos meses, maestra?”, le recriminó.
Y es que, dijo la denunciante, aprovechándose de nuestra vulnerabilidad para con nuestra hija, la maestra recibía regalos de nuestra parte por su "disposición" con ella. Pero si eso no le fue suficiente, le debió ser suficiente su "ética" y su profesionalidad.
“No me terminaron de enseñar el video y salí para mi casa, platiqué con mi esposo y él solicitó el video a la directora y pidió una reunión con los padres del niño. Le negaron la prueba del video, pero nos recibió la directora y nos comentó que habló con la mamá del niño y ésta le comentó que estaba muy avergonzada y aceptaba hablar con nosotros. También nos dijo que de acuerdo a la situación habían considerado expulsar al niño, pero como ‘nunca’ había presentado problemas de conducta se le sancionó solamente con 15 días de suspensión, no podría festejar su cumpleaños en la escuela y tendría que ser valorado psicológicamente”.
La mamá de Renata y su esposo no estuvieron de acuerdo con la sanción para el niño agresor y la directora les propuso cambiar a su hija de aula. Se comprometió a que no volvería a suceder y a que hablaría con las cuatro maestras que estuvieron dentro del aula para que "pusieran atención”.
“En varias ocasiones pedimos explicaciones del por qué nadie se dio cuenta, a lo que la directora contestó ‘ni yo me explico’, pero nunca consideró que la responsabilidad es de las maestras, la titular y sobre todo la maestra de ‘apoyo".
“Por supuesto que para nuestra hija no ofreció ni cubrir gastos médicos ni psicológicos, ni nada para que mi hija pudiera superar este trauma. Toda la atención fue para tratar al niño y su conducta, pero a mi hija no se le tomó en cuenta”, lamentó.
La mamá del niño agresor les pidió disculpas a los padres de Renata delante de la directora, reconoció la atrocidad de su hijo y dijo estar "muy impresionada”. Aceptó que reconocía a su hijo en el video y que atendería a su hijo, pues está preocupada por él. Pero nuevamente no se tomó en cuenta a la víctima.
“Le enseñé las piernas de mi hija que están destrozadas y le dije a la mamá del niño y a la directora que Renata también necesitaba ser valorada, también necesita terapias. La directora cortó la conversación diciendo que era todo lo que se tenía que decir”.
Renata, dice su madre, continúa con su proceso de recuperación muy difícil: continuamente presenta crisis de pánico, miedo y ansiedad. No duerme bien, se comenzó a golpear la cara, se pica los ojos, se despierta gritando, se pellizca las piernas, y presentó vulvitis debido a las contracciones que hizo al momento de recibir golpes y tuvieron que volver a medicarla con Risperidona, siendo que ya no lo estaba haciendo por lo estable que se encontraba.
“Lo más probable es que ella presente un retroceso y estamos muy molestos porque nuestra hija no se merece esto. No nos cansaremos de pedirle perdón, por confiar en gente mediocre que no supo entender que este mundo necesita inclusión. Hacemos un llamado a los padres de familia que tienen a sus hijos en esa ‘escuela’ a poner un alto y no bajar la guardia para el cuidado de sus hijos. ¡Abran los ojos! Les pido de favor compartan esta publicación y sobre todo hablen con sus hijos de inclusión y respeto. Hoy Renata pudo librarla, pero hay muchos niños que no y a nombre de ella, háganlo”, concluyó

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