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domingo, 26 de febrero de 2023

TUXTLA / Nancy va de mal en peor...

Pero no mengua su fe en el Justo Juez.


La veladora ya no arde, tampoco están las flores frente a la imagen del Justo Juez. Quizá por falta de recursos: Nancy prefirió invertir el dinero en alimento para el único amigo que tiene, un inseparable perrito callejero que la acompañó este 14 de febrero, en el día del amor y la amistad. Quizás sea porque siente que no le hizo el milagro. En vez de mejorar su situación, empeoró. La han echado de el predio donde pasaba los días y las noches... ahora se ubica justo en frente, cruzando la calle, sobre la acera, al lado de una casa donde la dueña misericordiosamente le permite estar. Entiende su pesar, su situación.
Los peatones que caminan sobre la 3a. Poniente y 11 Sur del Barrio San Francisco, voltean a ver de reojo a Nancy que hace de todo un poco, luego se sienta, mira sin mirar, oye sin oír, piensa sin pensar. Es que aunque a veces alejada de la realidad, regresa irremediablemente a ésta y la realidad le duele. Y también le duele a quienes la ven porque simpatizan con ella, empatizan, se ponen en sus zapatos aunque no sea lo mismo vivirla en carne propia.
La observan ahora sobre la reducida acera. Le da fuerte el calor, cuando llueva también se mojará. Ya no está en el sitio donde un benévolo árbol le daba un poco de sombra y de protección. Es que desde hace días en el lugar se construye una enorme casa y algunos que son optimistas tienen la esperanza de que la construcción sea para apoyar a Nancy, pero eso es ilusorio, utópico, no puede ser así, nadie le haría una casa tan grande a Nancy. Ojalá y así fuera.

Fue un ingeniero quien tuvo la idea de apoyar a Nancy, construirle una galerita en ese terreno, pero no lo hizo por temor a que el verdadero dueño lo tomara a mal, así que buscó al dueño y finalmente el dueño apareció. Pero para construir su vivienda.
Así en el hogar se observa la construcción que va avanzada. Un velador resguarda de día y de noche los materiales y el lugar. Se para en la orilla de la acera viendo a Nancy y a los peatones que observan la construcción.

En la esquina donde está el señalamiento aún de 1x1, hay un montón de grava triturada y también un cerro de tabiques como parte del material para la construcción. Nancy observa con un dejo de tristeza la obra. Mejor le hubieran pagado a ella como veladora, ella no se mueve de allí, pero no lo hicieron.
Antes, mientras Nancy aún seguía en el terreno, tenía un poco más de espacio y un poco más de recursos. Algunos piadosamente pasaban a dejarle un poco de dinero o de comida y con eso ella compraba flores y veladoras para la imagen del Justo Juez. La tenía colocada dentro de una reja de madera, bajo un techo de plástico. Ahora ya no es así, ella ya no está en el lugar y tampoco tiene recursos económicos para mantener su devoción al Justo Juez.
Nancy encontró un amigo, un perrito callejero que se fue a regalar con ella. Ha sido su amigo desde hace poco más de un mes y con él celebró el pasado día del amor y la amistad, con él pasó el día de la bandera; seguramente con él también verá el inicio de la Primavera.
Nancy dice haber trabajado en el SMAPA, de donde la despidieron. Quienes la conocen aseguran que en efecto así fue, pero Nancy ha tenido problemas mentales. Dicen que tuvo una caída en su casa y a raíz de eso es su falta de coordinación mental. Y por eso la despidieron. Así, por momentos apegada a la realidad Nancy analiza su situación, pero otras veces se desconecta, dice incoherencias y no se sabe en qué momento ella está diciendo cosas reales o ficticias. Lo único cierto es que está en la calle, que su situación ha empeorado y que la veladora que iluminaba la imagen del Justo Juez dentro de la reja de madera, ya está apagada, como una metáfora de lo que ocurre y podría ocurrir aún con la mujer que hasta hace poco tenía la simpatía de algunos que la apoyaban.
Los pocos que condescendían con ella se han ido alejando, le han dado la espalda como lo hace el mismo sol que sale cada día, avanza hacia el cenit y luego se pone en el horizonte. Ya no están los que antes ofrecían llevarla a un centro psiquiátrico. No fue posible, primero porque ella no consintió y luego porque no hubo familiares que la respaldaran.
Las horas siguen transcurriendo incesantes, inclementes, Nancy luce cada vez más delgada y con el cabello más canoso. Sufre aunque no lo diga, aunque no lo reconozca, aunque se hace fuerte y trata de disimular su dolor. Nancy sufre porque enfrenta sola esta situación que no eligió.
Guardada en un cajón de cartón está la imagen del Justo Juez y aunque no tiene flores y aunque no tiene veladoras Nancy conserva en su corazón la llama encendida de la fe y de la esperanza, porque ese Justo Juez si condesciende con los menesterosos y necesitados que como Nancy han quedado aislados en medio de tanta gente, que como Nancy son invisibles para los que ven, y son inaudibles para los que oyen. Para ellos el justo Juez sigue alumbrando y actuará, tarde o temprano.
Por ello Nancy guarda la imagen para el momento en que pueda tener flores y veladoras para volverlas a colocar dentro de la reja de madera. Por lo pronto Nancy repite en voz baja la oración aprendida en su juventud hacia el Justo Juez.
“Justo Juez de los vivos y muertos, luz eterna de justicia, hijo amado de María santísima, nuestro creador del cielo y tierra, quien fue muerto en la cruz , como demostración de amor por nosotros.
Fuiste puesto en un sepulcro, envuelto en un sudario, y como vencedor de la muerte y del infierno, resucitaste al tercer día. Divino Justo Juez, escucha mis ruegos y atiende mis súplicas, concédeme lo que en ellas te he pedido.

Abriste las rejas a Pedro, sacándolo de la cárcel sin ser visto por la guardia de Herodes, perdonaste a la adúltera y salvaste a Dimas. Justo Juez, hijo del padre eterno, que con él y el Espíritu Santo eres el único y verdadero Dios. Amén.”
Y aunque en la parte final de la oración sus labios no se abren, su plegaria no se pierde en el ocaso del olvido e indiferencia humana. No, el Justo Juez ha escuchado, sus oídos están atentos al clamor de cada corazón que como el de Nancy, grita en silencio. Esto no puede pasar desapercibido para el Justo Juez.

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