Semid3snudos, con una cartulina colgando del pecho, algunos esposados, pero liberados al momento de pasar frente al c4dáver del joven que yace en el ataúd, uno a uno son obligados a tocar la frente del 0ccis0, decir su nombre y confesar si son o no culpables.
Los primeros cuatro aseguran ser inocentes. El último, el más grande, más fornido, reconoce que estaba borracho, que lo g0lpe4ron y que huyó, pero no sabe qué ocurrió ni quién asesinó al joven.
Finalmente llaman a un testigo ocular y delante de la policía y de los habitantes reunidos en torno al féretro, señala como culpable al último en pasar, al que decía estar 3brio y que tiene golp3s en el rostro.
Quien es la autoridad local, asegura que el culp4ble, Germán Bersaín del Ejido Capa Alegre, será entregado a las autoridades para que se imparta justicia. Así esclarecieron un h0m1cid1o, sin el uso de la vi0l3nci4, sin cubrirlo con el manto de la impunidad.
Fue en el ejido Los Quiniches, municipio de Ocosingo. Circula en redes sociales.

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