Pagó para liberar a su esposo Antonio... Murió en sus brazos camino a casa. Lo mataron a golpes. Los agresores ya están detenidos.
Martín, Agustín, Juan, Manuel y otro Agustín se ensañaron con Antonio. Lo retuvieron injustificadamente en el barrio K'ane de San Juan Cancuc. Y sin motivo alguno comenzaron a golpearlo.
Rosa, esposa de Antonio, fue con la Policía Municipal del lugar, pero éstos sólo fueron simples espectadores. Temían enfrentar a la turba.
Rosa vio el dolor en el rostro de su esposo golpeado. La gente vio la desesperación en la faz de Rosa. Y le prestaron. Pero sólo reunió cinco mil pesos.
Con eso y la "gestión" de la Policía, los agresores entregaron a Antonio. Más bien se habían cansado de golpearlo. Y los cinco mil pesos, repartidos entre los cinco, les servirían para embriagarse. Ya su sed de sangre estaba saciada. Ahora irían a mitigar su sed física con cerveza.
Y mientas ellos irían a celebrar, camino a casa, a bordo de la patrulla de la Policía Municipal, Antonio lanzó su último suspiro en los brazos de su amada Rosa.
Rosa lloró, gritó. Y exigió justicia. La Fiscalía de Justicia Indígena actuó de inmediato. En tiempo récord solicitaron orden de aprehensión, la cumplimentaron, pusieron a disposición primero tres y luego a dos de los agresores. Ya están tras las rejas.
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